Diario de León

Sánchez hace un ajuste de mínimos en el Gobierno y promete coalición hasta 2023

El presidente del Gobierno destaca que haya cuatro vicepresidentas tras la marcha de Pablo Iglesias del Ejecutivo

Pedro Sánchez y las cuatro vicepresidentas del Gobierno posan ayer en la Moncloa tras la remodelación del gabinete. KIKO HUESCA

Pedro Sánchez y las cuatro vicepresidentas del Gobierno posan ayer en la Moncloa tras la remodelación del gabinete. KIKO HUESCA

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Pedro Sánchez cumplió con lo previsto. El presidente del Gobierno acometió este martes la segunda remodelación del Gobierno en apenas dos meses con un ajuste mínimo de su Consejo de Ministros. Si en enero se limitó a sustiuir a Salvador Illa, su ministro de Sanidad, por Carolina Darias, la de Política Territorial, y a colocar en ese último cargo al líder del PSC, Miquel Iceta, ayer ejecutó sin sorpresas el relevo de Pablo Iglesias. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, es desde ya la nueva vicepresidenta tercera. Y Ione Belarra, hasta ahora Secretaria de Estado para la agenda 2030, ministra de Derechos Sociales. El reajuste se cierra con el ascenso de Nadia Calviño a la vicepresidencia segunda.

Como la anterior, esta minicrisis de Gobierno venía obligada por un movimiento electoral. La diferencia es que aquella partió de la propia voluntad de Sánchez de enviar a Illa a competir por la presidencia de la Generalitat de Cataluña en los comicios del 4 de mayo y esta le vino impuesta por la sorpresiva decisión del líder de Unidas Podemos de abandonar el cargo por el que de forma tan persistente peleó —hasta el punto de llevar al país a una repetición electoral— para concurrir en las elecciones del 4 de mayo en la Asamblea de Madrid.

El matiz es importante porque el primer caso generó poca o ninguna duda sobre la vigencia de la coalición entre el PSOE y su Podemos. La provocada por Iglesias, después de varios meses en los que la tensión en el seno del Gobierno se había convertido en el pan nuestro de cada día, en cambio, sí lo hizo.

Sánchez se esforzó en combatir ayer la desconfianzaen una comparecencia sin preguntas, desde la escalinata del edificio del Consejo de Ministros, en la que agradeció el trabajo de su socio. «Pese a las diferencias siempre ha prevalecido la unidad y la responsabilidad», dijo.

El jefe del Ejecutivo argumentó que su objetivo es «seguir ofreciendo estabilidad a España de la mano de un Gobierno de coalición progresista hasta 2023». La afirmación apuntala, por un lado, el mensaje que siempre se afana en transmitir el Ejecutivo para descartar cualquier rumor de adelanto electoral. Pero por otro, convierte en claramente electoralista el «con este Iglesias, no» sobre el que el propio Sánchez, bajo el asesoramiento de su jefe de gabinete, Iván Reondo, pretende hacer pivotar la campaña del PSOE en Madrid, orientada a captar al votante moderado que salta del maltrecho barco de Cs.

«Hemos demostrado que, a pesar de todo, las cosas se podían hacer mejor, que no se nos compra y somos capaces de producir mejoras para la mayoría social», adujo ayer Iglesias en un video de despedida colgado en la sredes sociales.

Los socialistas mantienen algunas dudas sobre cómo afectará a la convivencia en el Gobierno la salida del líder de Unidas Podemos. Aunque en un primer momento la lectura fue de cierto alivio, la mayoría cree que habrá que esperar al resultado del 4-M para ver en qué queda su nuevo papel.

Yolanda Díaz, la nueva interlocutora de Sánchez, ha demostrado otra concepción de las instituciones y algunos ven una excelente señal el que aceptara sin rechistar ser vicepresidenta tercera —en lugar de segunda, como era Iglesias— para que quedara claro que en la jerarquía interna es Nadia Calviño, guardiana de la ortodoxia económica europea, quien manda. Pero esta crisis gubernamental también da más poder a Ione Belarra, que hasta ahora ha desempeñado un rol de látigo del ala socialista del Gobierno.

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