Diario de León

Sánchez juega sus cartas como actor global

La presidencia de turno de la UE desde julio le brindará la oportunidad de ejercer como interlocutor de primer nivel

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en la clausura de la cumbre. FERNANDO CALVO

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en la clausura de la cumbre. FERNANDO CALVO

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Alberto Domingo
León

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No fue fácil para el Gobierno encajar las fechas para que Pedro Sánchez pudiera someterse los pasados martes y miércoles a una moción de censura, la presentada por Vox con Ramón Tamames como candidato, que sabía ganada de antemano y que el grueso de la Cámara baja (con excepción de los propios socialistas, dispuestos a rentabilizar una victoria parlamentaria que, por una vez, no iba a costarles sudor y lágrimas) ya habían desdeñado como una pérdida de tiempo.

La preparación de la presidencia de turno de la UE, que España asumirá desde el 1 de julio al 31 de diciembre, ha llenado en el último mes la agenda del jefe del Ejecutivo de viajes y es ahora su máxima prioridad. Tanto que también ha condicionado la aún pendiente pero inminente remodelación del Gobierno para relevar las ministras de Sanidad, Carolina Darias, e Industria, Reyes Maroto, ambas candidatas a las elecciones del 28 de mayo para las alcaldías de Las Palmas y Madrid.

En la Moncloa siempre han percibido la posibilidad de liderar la UE en la recta final de la legislatura como un regalo. Lo sería para cualquier presidente del Gobierno pero más aún para uno que ha demostrado sentirse más cómodo y, sin duda, más reconocido fuera que dentro España.

La pauta de la imagen que se aspira a proyectar la dio ya el despliegue organizado para la cumbre de la Otan que tuvo lugar el pasado junio en Madrid a la que asistieron más de 40 mandatarios internacionales. Su equivalente será la cumbre infiirmal de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, a la que están invitados otros países amigos, el próximo 6 de octubren Granada.

Pero, eventos al margen, lo que la ocasión ya está brindando a Sánchez, en un momento de tensión creciente con su socio de coalición en el ámbito doméstico, es la oportunidad de jugar sus cartas como actor global de primer nivel.

El hecho de que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, invitara al presidente a Kiev el pasado 23 de febrero, en el primer aniversario de la invasión rusa es un claro ejemplo de ello. Entonces, además de anunciar la entrega de cuatro carros de combate Leopard más respecto a los seis inicialmente previstos y de alentar la idea de que la UE suministre unos cazas de los que España no dispone, Sánchez se comprometió a aprovechar sus contactos internacionales para tratar de contrarrestar la propaganda rusa en países sobre los que tiene una potencial influencia, fundamentalmente, en el cono sur. Y, aunque el asunto no formaba parte de la agenda oficial para la XVIII Cumbre Iberoamericana que este sábado tuvo lugar en Santo Domingo, República Dominicana, y a que todo lo que se logró fue una declaración genérica a favor de «la paz en el mundo» pudo abordarlo «en los pasillos y en las bilaterales», además de en el encuentro que como presidente de la Internacional Socialista mantuvo este domingo con el comité latinoamericano de la organización. «Tenemos que hacer un esfuerzo para explicar la narrativa y las razones de Ucrania al resto del mundo», insisten fuentes de su entorno.

A la vuelta de este viaje, que vino precedido por su participación, jueves y viernes, en un Consejo Europeo eminentemente económico marcado por las turbulencias financieras provocadas por el desplome de Sillicon Valley Bank, la crisis de Credit Suisse y las sombras que de ciernen sobre Deutsche Bank, el jefe del Ejecutivo se desplazará a China para convertirse en el primer jefe de Gobierno occidental en ser recibido, el viernes, por el presidente Xi Jinping después de su reciente visita a Moscú.

Que un mandatario español sea recibido por el líder de esta potencia mundial no es en sí excepcional. Pero el contexto, con una guerra a las puertas de Europa, es muy distinto.

China ha puesto sobre la mesa un plan de paz del que EE.UU y los socios europeos recelan. El alto representante para la política exterior de la UE, Josep Borrell, llegó a decir hace unos días que habría que hacer un «gran esfuerzo intelectual» para entenderlo como tal. Y la OTAN y la Administración de Joe Biden temen que Xi esté armando a Vladimir Putin. «Es importante conocer de primera mano su posición y comunicarle que serán los ucranianos los que establezcan las condiciones para el inicio de esa paz, cuando llegue», declaró el jefe del Ejecutivol el pasado jueves desde Bruselas y reiteró en la madrugada del domingo en Santo Domigo.

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