Diario de León

Sánchez mide su plan anticrisis con el del PP y anuncia nuevas ayudas de 3.000 M€

Vox entra al hemiciclo 50 segundos tarde, el tiempo que hizo esperar el presidente a los reyes en su coche oficial

Pedro Sánchez abandona el Hemiciclo ayer, tras el debate sobre medidas energéticas. JAVIER LIZÓN

Pedro Sánchez abandona el Hemiciclo ayer, tras el debate sobre medidas energéticas. JAVIER LIZÓN

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Pedro Sánchez se ha abonado a dar un golpe de efecto cada vez que comparece en el Congreso. Ayer, en una intervención a petición propia, anunció que el Consejo de Ministros aprobará el martes una movilización de 3.000 millones de euros para «proteger de la subida del precio de la electricidad al 40% de los hogares». Unas medidas que prevén la creación de una nueva tarifa regulada (TUR) para las comunidades de vecinos con calderas centralizadas de gas natural, el refuerzo del bono social eléctrico y la mejora del bono social térmico. La propuesta sirvió además al presidente para confrontar las recetas anticrisis socialistas con las que el PP aplicó durante los gobiernos de Mariano Rajoy y volver a llevar a la primera línea de actualidad los «esfuerzos» del Ejecutivo para encarar un invierno que se prevé duro por la guerra en Ucrania.

Ese era el plan y así lo mantuvo durante sus más de dos horas de intervención, réplica y contrarréplica en la Cámara baja. Sólo se salió del guión para hacer un guiño a Alberto Núñez Feijóo (que no estaba presente en el hemiciclo al no ser diputado) sobre las negociaciones para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): «Ojalá podamos llegar a un acuerdo».

Al líder gallego, con el que mantendrá un cara a cara el próximo martes en el Senado —fijado desde antes de que se produjera la dimisión del presidente del órgano de Gobierno de los jueces, Carlos Lesmes—, sólo lo mencionó directamente para comparar «sus recetas» con las de Rajoy. «Una vuelta al pasado», afirmó.

En un intento por dosificar la pólvora para el martes que viene, Sánchez se centró en cargar contra una oposición que considera «negacionista» y «profetiza constantemente el desastres». Aunque han sido precisamente dos desastres, la pandemia y la guerra de Ucrania, los que han marcado al primer Gobierno de coalición. «No podemos elegir los desafíos que nos encontramos, pero sí la respuesta que damos a ellos», señaló el presidente.

Ya en el cuerpo a cuerpo, a la portavoz del grupo parlamentario popular, Cuca Gamarra, le instó a expulsar de su escaño al diputado Alberto Casero, después de que el Tribunal Supremo pidiese al Congreso un suplicatorio para investigar indicios racionales de «presuntos delitos de prevaricación y malversación». También tuvo palabras para el Gobierno madrileño de Isabel Díaz Ayuso: «No podemos aceptar que a pocos metros de donde estamos, el Gobierno regional esté dando citas para una revisión de colon a más de un año vista». Una frase que terminó opacada entre quejas de la bancada del PP y fue respondida por Gamarra, durante su turno de palabra, alegando que Sánchez «no estar para dar lecciones» sobre corrupción tras la condena a los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán por los Ere en Andalucía. «Comprométase a no conceder el indulto a ambos», le espetó la dirigente popular.

Cada medida social aprobada por la coalición era un argumento más del debate para el preside, especialmente la reforma laboral. Tanto que llegó a pedir a los diputados del PP que «reconozcan que se equivocaron» al criticar el tope ibérico al precio del gas. Y si faltaban, anunciaba nuevas. Sánchez desveló ayer la creación de ayudas para la creación y mantenimiento de contratos indefinidos en Soria, Teruel y Cuenca, las tres provincias más afectadas por la despoblación.

El pleno ya había empezado con tensión después de que todos los diputados de Vox interrumpieron la intervención inicial del presidente al entrar al hemiciclo 50 segundos tarde, el tiempo que hizo esperar Sánchez a los reyes en su coche oficial al inicio del desfile de la Fiesta Nacional. El presidente paró su discurso hasta que la bancada del partido de Abascal tomó asiento con cierta parsimonia.

En ese momento, el jefe del Ejecutivo daba cuenta de la última cumbre europea en Praga. Sostenía que no se puede «menospreciar» la amenaza nuclear del presidente ruso, Vladimir Putin, de quien dijo que está «desnortado», pero aclaró que hay que seguir apoyando «al agredido», Ucrania, «frente al agresor».

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