Diario de León

Sánchez negociará con el nuevo Govern de Aragonès pese a su rumbo independentista

ERC y Junts sellan la investidura con un reparto del Ejecutivo catalán a partes iguales y con estrategias sin la tutela de Puigdemont

Pere Aragonès y Jordi Sanchez tras cerrar el acuerdo de gobierno de coalición. QUIQUE GARCÍA

Pere Aragonès y Jordi Sanchez tras cerrar el acuerdo de gobierno de coalición. QUIQUE GARCÍA

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EFE

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El Gobierno no ocultó ayer su preocupación por el sesgo independentista del nuevo Ejecutivo catalán ante el principio de acuerdo de ERC y JxCAT para investir a Pere Aragonès presidente de la Generalitat, pero al mismo tiempo mostró mano tendida y se declaró dispuesto a convocar la Mesa de Diálogo.

La insistencia en la agenda independentista y en favor de una república catalana de los dos socios dispuestos a formar un Gobierno de coalición en Cataluña suscitó el inmediato recelo de las filas socialistas, transmitido a lo largo de la mañana de ayer por varios ministros y también desde la sede del PSOE en Ferraz.

«Priorizar el independentismo no nos parece lo más ajustado cuando las encuestas dicen claramente que el sentimiento independentista está bajando en Cataluña», afirmó el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, quien aludió así a un muestreo según el cual el no a la independencia se eleva a un 51,9% en Cataluña, diez puntos por encima de un 41,5% que se manifiesta a favor del sí. Pero al mismo tiempo, el ministro de Transportes confía en que se mantenga la relación prioritaria del Gobierno con ERC, algo que ve lógico por la autonomía de los grupos parlamentarios. «Es lo propio. No podría pensar en una opción distinta», recalcó.

La ministra portavoz, María Jesús Montero espera que el nuevo Govern abandone la vía de la independencia «que únicamente conduce a la cárcel». Confía en que en que los partidos independentistas hayan «aprendido de la anterior etapa» y no continúen por la senda secesionista. «Aunque seguro que la conformación del Gobierno estará acompañada de simbología», anticipó. Reconoció que el Ejecutivo temió una repetición electoral en Cataluña. Habría preferido un Govern encabezado por el socialista Salvador Illa, pero el Gobierno «respeta una decisión legítima» y «tiende la mano para retomar la agenda».

La ministra de Defensa, Margarita Robles, admitió por su parte que genera «cierta preocupación» que ERC y Junts vuelvan a plantear la independencia catalana y recalcó que el Govern tiene que pensar en «todos» los catalanes. «Y cuando digo todos, son todos, los que han votado independentismo y los que no». Más allá del modo en que el Gobierno y el PSOE asumen un acuerdo que cierra la puerta al candidato del PSC, Salvador Illa, para optar a un Ejecutivo de izquierdas en Cataluña, otras formaciones de ámbito nacional expresaron sus recelos y alertaron de las consecuencias que pueda acarrear el pacto.

ERC, JxCat y la CUP crearán un núcleo estratégico del independentismo, en el que también participarán la ANC y Òmnium Cultural y que no estará «tutelado» por el Consejo por la República, el espacio parainstitucional que lidera desde Bélgica el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Han pactado el reparto de los 14 departamentos al 50%. ERC ostentará la Presidencia (macrodepartamento con Administración y Función Pública, Mundo Local, Relaciones Institucionales, Deportes y Oficina para el plan piloto para una Renta Básica); Feminismo e Igualdad; Interior; Educación; Empresa y Trabajo; Acción Climática, Agricultura y Alimentación y Cultura. Su socio tendrá la vicepresidencia y Economía y Hacienda; Salud; Políticas Digitales, Infraestructuras y Agenda Urbana; Acción Exterior y Transparencia; Investigación y Universidades; Justicia y Derechos Sociales.

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