Diario de León

Sánchez quiere aprobar ya los Presupuestos para demostrar que su apoyo sigue intacto

El presidente del Gobierno pretende que las cuentas para 2022 tengan un aval igual o mayor al del año pasado

Pablo Casado saluda ayer al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en un acto público. CHEMA MOYA

Pablo Casado saluda ayer al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en un acto público. CHEMA MOYA

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Pedro Sánchez pretende aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2022 con un apoyo igual o mayor apoyo al obtenido el año pasado. Quiere dar un puñetazo en la mesa ante el goteo de encuestas que sitúan al PP como ganador de las elecciones generales y con posibilidades de gobernar con Vox. Unos sondeos que han proporcionado argumentos a Pablo Casado para reclamar su dimisión y exigir el adelanto electoral al calor de la concesión de los indultos a los condenados del ‘procés’.

Son demandas que en la Moncloa se perciben como lluvia en el tejado porque en los planes del presidente del Gobierno las elecciones generales quedan para finales de 2023 o principios de 2024, y ese calendario es inamovible, salvo que se produzca la deserción en masa de sus aliados parlamentarios, algo que no parece probable. La mejor manera de sofocar «el ruido» externo, afirman en el entorno presidencial, es con un gesto de autoridad y fortaleza, y qué mejor señal que la aprobación de los Presupuestos del próximo año.

El Gobierno aspira a superar los 189 votos favorables del año pasado y que fueron, en palabras de la titular de Hacienda, «el apoyo más importante de toda la historia de España». No es descabellado, los socialistas han logrado respaldos superiores a los 190 diputados de los 350 del Congreso en las últimas votaciones sobre los indultos a los condenados del ‘procés’.

La maquinaria ya está en marcha. La ministra María Jesús Montero reclamó el 28 de junio a todos los departamentos gubernamentales un esbozo de sus cuentas. La idea es aprobar el techo de gasto este mismo mes, tener listo el proyecto para el 30 de septiembre y llevarlo al Congreso y después al Senado para que esté aprobado en diciembre. «Tenemos que volver a la normalidad de tener unos Presupuestos aprobados antes de fin de año», afirmó el presidente el pasado jueves.

Los contactos, aunque incipientes y generales, ya han comenzado. Sánchez abordó la negociación presupuestaria con Pere Aragonès el pasado martes en la Moncloa, y un día antes con la vicepresidenta Yolanda Díaz, la referente de Unidas Podemos en el Gobierno. No debió ir mal en ese sentido la charla con el presidente de la Generalitat porque desvinculó el voto de Esquerra a los Presupuestos de los avances en la mesa de diálogo.

Una postura, de entrada, diferente a la del año pasado, cuando el Gobierno sudó tinta para lograr el respaldo republicano porque lo supeditaron a cuestiones ajenas a las cuentas.

Los socialistas dan por hecho el apoyo de Unidas Podemos, lo contrario sería dinamitar el Gobierno de coalición. Pero Díaz ha puesto sobre la mesa, al menos, dos asuntos delicados para Sánchez: la reforma fiscal, que el presidente ha descartado para 2022, y la subida este año del salario mínimo, que cuenta con el rechazo irreductible de los empresarios y que dentro el Gobierno también divide las aguas.

Pero sobre estos pasos incipientes planea la sombra de una remodelación en el Gobierno. Sánchez insiste en que no es su «prioridad» en estos momentos, aunque entre los ministros el nerviosismo es evidente. Alguno ha dicho a su círculo más cercano que le quedan «dos telediarios», y otros callan al ser preguntados cuando el manual establece que hay que echar balones fuera. «Dejemos al presidente que haga lo que tenga que hacer», apuntó este domingo Yolanda Díaz en el diario ‘El País’.

En la Moncloa y en el PSOE dan por hecho que habrá crisis ministerial, pero nadie se atreve a decir en qué momento. Las apuestas se inclinan por este mes para encarar en septiembre el segundo tramo de la legislatura, el de la recuperación económica y la gestión de los fondos europeos, con un Gobierno de «más peso político», la muletilla habitual para justificar los cambios de caras en el Consejo de Ministros.

La agenda del presidente del Gobierno para los próximos días está muy apretada y no induce a pensar en decisiones inminentes. Hoy inicia un gira de tres días por Estonia, Lituania y Letonia, y nada más regresar recibirá en la Moncloa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Después vuela de nuevo a Nueva York, Los Angeles y San Francisco en un viaje de promoción económica y de inversión. Aunque los viajes no tienen por qué ser un obstáculo para una remodelación, tampoco la facilitan.

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