Diario de León

Sánchez resta importancia a la crisis interna y defiende un Gobierno de cuatro años

El jefe del Ejecutivo deja en fase de «estudio» una sexta prórroga de la alarma para la que tendría que amarrar apoyos

La Policía Nacional ha detenido a dos peligrosos pederastas. EFE

La Policía Nacional ha detenido a dos peligrosos pederastas. EFE

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Pedro Sánchez intentó ayer relativizar el impacto que ha tenido en su Ejecutivo el acuerdo sellado el miércoles con EH Bildu para derogar la reforma laboral de 2012 a cambio de la abstención de la izquierda abertzale en la prórroga del estado de alarma.

«Los gobiernos de coalición -trató de minimizar- tienen distintas sensibilidades». Ni siquiera encontró «contradictorias» las posturas de su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que aboga por revertir en su integridad el cambio normativo heredado de Mariano Rajoy, y la responsable de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que considera «absurdo» y «contraproducente» abrir ese debate en el actual contexto.

El interno es, en todo caso, sólo uno de los frentes que se le han abierto al Gobierno en una semana complicada.

El acuerdo con EH Bildu, que contemplaba en su redacción primera la derogación íntegra de la reforma laboral y que fue matizado por el PSOE horas más tarde, ha irritado a la patronal y molestado, entre otros, a socios como el PNV en plena precampaña electoral vasca. Tampoco algunas de las formaciones que en el Congreso comparten el fondo del pacto aprueban la forma de proceder. Es el caso de Compromís.

«Negociar a última hora y de una manera tan deslavazada no creo que sea la mejor manera de dar seguridad al país ni de mandar un mensaje de tranquilidad», lamentó hoy el diputado Joan Baldoví en una entrevista en RNE.

LIBRARSE DE TODA CULPA

El Gobierno, sin embargo, insiste estos días en desviar la responsabilidad de ese acuerdo a los populares, por retirar definitivamente su apoyo al estado de alarma y forzar al Ejecutivo a buscar respaldos alternativos. Ese fue el argumento que esgrimió el viernes la ministra de Hacienda y Portavoz, María Jesús Montero, y al que Sánchez volvió este sábado.

«Todo se podría haber evitado si el PP, en lugar de votar que no, o se abstiene o, como es lógico en un partido de gobierno, vota a favor», reiteró tras tachar de «irresponsable» la actitud de la formación conservadora.

La abstención de EH Bildu, sin embargo, no fue el miércoles imprescindible, aun con el portazo del PP a la prórroga, para extender 15 días más la situación excepcional. Confirmados los respaldos de Ciudadanos y el PNV, tal y como ocurrió dos semanas atrás, no hubo más necesidad aritmética. Sánchez, aun así, sostuvo que la mayoría no estaba «garantizada», aunque no entró en más detalles.

La polémica ha obligado en los últimos días al Gobierno a algunos esfuerzos por reducir los daños. En un nuevo gesto hacia la CEOE, el jefe del Ejecutivo se dirigió ayer al presidente, Antonio Garamendi, para reconducir la situación: «Tengo buena relación con él, creo que es un patriota, una persona con un enorme sentido del Estado, y estoy convencido de que ese diálogo social se retomará cuanto antes».

De hecho, Sánchez no renuncia a «corregir los desequilibrios» de la anterior reforma laboral y deriva este trabajo a las conversaciones con empresarios y sindicatos, pero también a la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso, donde el PSOE se propone contar con la mayoría de sus socios.

CURAR A LOS ALIADOS

El Ejecutivo, en todo caso, necesitará recomponer sus alianzas, ahora tocadas, si pretende afrontar el resto de la legislatura, que es lo que se deduce de la intervención de Sánchez, en la que abogó por la «estabilidad» cuando sólo han pasado meses desde la repitición electoral.

«Si hay formaciones que piensan que el Covid puede ser una oportunidad para derrocar al Gobierno, se equivocan políticamente, porque hay cuatro años por delante», advirtió. Un objetivo reñido con la debilidad parlamentaria.

Si bien el examen trascendente será el de los Presupuestos, hay iniciativas más apremiantes, como la sexta prórroga del estado de alarma. Tras la crisis de los últimos días, Sánchez no confirmó que el Ejecutivo vaya a solicitar la autorización del Congreso para extender la vigencia de este instrumento 15 días más.

La idea inicial era haber conseguido el miércoles el aval de la Cámara baja para un mes adicional, pero Ciudadanos rebajó el planteamiento a dos semanas. Y ahora en la Moncloa dejan una nueva ampliación en fase de «estudio». Aunque el jefe del Ejecutivo condicionó la decisión a la evolución de la epidemia y planteó que algunos territorios «van a estar prácticamente fuera del estado de alarma en junio», lo cierto es que los respaldos, en este momento, no estarían garantizados y que la suma resulta cada vez más complicada. De ahí su llamada a «anteponer» la «salud pública» a los intereses políticos.

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