Diario de León

Sánchez rompe el tabú y lleva la pandemia a la confrontación electoral contra Ayuso

El presidente del Gobierno se sitúa en primera línea de batalla en Madrid para suplir el bajo perfil de Gabilondo

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El mantra al que durante meses se encomendó el Gobierno, según el cual la lucha contra la pandemia no podía entender de colores políticos, ha saltado por los aires con la campaña de las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. El argumento sirvió a Pedro Sánchez durante buena parte de 2020, para reclamar a la oposición un ‘sí’ patriótico a los Presupuestos Generales del Estado. Ahora, el jefe del Ejecutivo ha convertido las críticas a la gestión de la crisis sanitaria por parte de Isabel Díaz Ayuso en el eje central de la campaña de su partido para unos comicios a los que ha decidido entregarse como si fueran propios.

La estrategia tiene algo de estrambótico. Sánchez sigue defendiendo desde el Gobierno que no entrará en «confrontación» con ninguna administración a cuenta de este asunto, pero hace una semana abrió la veda contra la presidenta madrileña y hace 48 horas disparó con todo. Primero la acusó de haber batido el récord de «descontrol y desmadre», de haber llevado a la comunidad a ser la que registra mayor número de muertes y de tener el ritmo de vacunación más lento de España. Y el viernes puso en duda la veracidad de los datos proporcionados por su Gobierno.

La portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, justificó las críticas. «No hay que olvidar que el presidente del Gobierno es el secretario general del PSOE y cuando esté en actos de campaña dirá aquello que le parezca oportuno para que el señor Gabilondo pueda tener unos buenos resultados electorales y podamos gobernar en Madrid», adujo en una entrevista en RNE el pasado miércoles.

En realidad, el salto ya lo dio el exministro de Sanidad, Salvador Illa, un día antes. El mismo que, como candidato en las elecciones a la presidencia de la Generalitat había rechazado cuestionar al gobierno de ERC y Junts por su modo de hacer frente a la pandemia con el argumento de que en esta crisis todo el mundo había actuado lo mejor que había podido, se despachó contra Ayuso por haber pensado más en atacar al Gobierno que en los ciudadanos: «Os lo digo en primera persona porque lo he vivido, el Gobierno de Madrid no ha sido leal».

Pero la frontera de lo institucional y lo partidista, en la que el propio Ejecutivo parecía haber puesto el límite, se traspasó el viernes cuando, en una conversación informal con los periodistas que le acompañaban en su gira africana, Sánchez dio por bueno algo que el Ministerio de Sanidad nunca ha verbalizado pese a sus serias sospechas: que Madrid no registra todos los contagios y que sólo así se explica que no teniendo oficialmente una incidencia acumulada superior a la de las comunidades más castigadas sí las supera en presión hospitalaria en UCI.

En el PSOE han asumido ya que, en buena medida, en las elecciones del 4 de mayo se medirán «dos modelos» de gestión, el de Madrid y el de Sánchez. En su afán por conquistar al votante desencantado de Ciudadanos, además, los socialistas han renunciado a la batalla sobre impuestos (hasta hace poco Gabilondo abogaba por «eliminar ciertos privilegios y trato de favor a las élites madrileñas») o incluso sobre educación concertada.

De modo que, la crisis sanitaria se ha convertido en asunto nuclear. No es un dato menor que en el CIS publicado esta misma semana, el 78% los electores sostuviera que la cuestión tendrá mucho o bastante impacto en su voto.

El hecho de que todos los partidos entiendan que el 4-M dirime algo más que quién preside el Gobierno de la región y de que el perfil de Gabilondo dificulte un combate cuerpo a cuerpo con Ayuso, empuja a Sánchez a implicarse de lleno en la campaña y bajar al barro. Estas son también sus elecciones. Porque aunque Madrid no sea representativa del conjunto de España —y en los últimos comicios se ha visto que, como en otras comunidades, empieza a haber un voto dual en generales y autonómicas— el PSOE es consciente de que se juega mucho y estos comicios sí pueden servir para marcar tendencias.

Algunos socialistas, aun así, admiten sus dudas respecto a una estrategia, la del presidente del Gobierno, que, es, dicen, lo que Ayuso busca.

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