Diario de León

Sánchez veta la ley de la Corona para que no se agudize el debate sobre la monarquía

Unidas Podemos llevará al Congreso en las próximas semanas un proyecto para regular las actividades del Rey

El rey de España, Felipe VI, en un acto oficial. ANDREU DALMAU

El rey de España, Felipe VI, en un acto oficial. ANDREU DALMAU

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Pedro Sánchez ha dicho no a la ley de la Corona que promueve su vicepresidente Pablo Iglesias. El presidente del Gobierno considera inoportuno centrar en estos momentos el foco político sobre la monarquía, zarandeada por las presuntas irregularidades financieras de Juan Carlos de Borbón. Pero Unidas Podemos ha hecho oídos sordos y presentará en el Congreso una proposición de ley para regular las actividades de la Casa del Rey.

El debate no es nuevo, se arrastra desde los años de la Transición. La Corona es la única institución constitucional que carece de una norma que desarrolle su funcionamiento. El Gobierno, el Poder Judicial, las Cortes Generales, el Tribunal Constitucional y un largo etcétera cuentan con leyes y reglamentos que acotan su labor. La elaboración de una ley para la monarquía viene sugerida por el artículo 57.5 de la Constitución, pero los gobiernos que se han sucedido desde la restauración de la democracia no han encontrado nunca el momento oportuno para acometer esa tarea, como sucede con casi todo lo relacionado con la Zarzuela. No hay previsiones legales sobre su régimen económico, los negocios, las incompatibilidades, las prohibiciones, los divorcios, o los viajes privados. No las había siquiera para las abdicaciones, y el Congreso, previo acuerdo entre PSOE y PP, tuvo que aprobar a toda prisa una para dar un marco jurídico a la renuncia de Juan Carlos I en junio de 2014. El vacío legal, coinciden los expertos, es evidente. Es más, el catedrático de Derecho Penal y exvocal del Consejo del Poder Judicial, Gonzalo Quintero, considera que este Gobierno haría «el mejor favor» a Felipe VI con una ley de la Corona. La Constitución, argumenta, es insuficiente para determinar lo que «el Rey puede o no puede hacer».

Pero Sánchez no lo ve así. Y aunque en la Moncloa se han estudiado fórmulas para dotar de un marco legal más acotado a la Jefatura del Estado, el presidente cree que el momento político no aconseja profundizar el debate existente sobre la monarquía. Solo serviría para encrespar los ánimos y añadir inestabilidad, arguyen fuentes socialistas.

El Gobierno espera que Felipe VI profundice su espíritu «renovador», ratificado esta Nochebuena, para mejorar la transparencia y fijar reglas del juego claras para él y su familia. El Rey ya ha dado algún paso en este sentido. A los pocos días de comenzar su reinado, estableció una especie de código de buena conducta por el que prohibió a los miembros de la Familia Real trabajar en empresas privadas, abrió las cuentas de la Zarzuela a auditores externos y liquidó el secretismo sobre los regalos recibidos.

Una ley específica

Pablo Iglesias no comparte la visión de Sánchez y aboga por una ley específica para acabar con «la opacidad de una institución que no tiene suficientes controles democráticos», resumió el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, el pasado jueves. El pulso que se avecina, salvo que el presidente y el vicepresidente pacten desactivarlo, será un nuevo capítulo en los choques de los socios del Gobierno sobre la monarquía parlamentaria. Un debate con buen cartel en la parroquia morada, pero que amenaza con erosionar la convivencia en el Consejo de Ministros a pesar de las palabras tranquilizadoras de unos y otros sobre la necesidad de normalizar las discrepancias. Es inocultable que entre los ministros socialistas y dirigentes del PSOE hay malestar por la ofensiva antimonárquica de Podemos porque siembra de minas el terreno para los acuerdo con el PP y refuerza la contraofensiva de los populares, que encuentran razones en esos ataques para su teoría de que el Gobierno busca liquidar la monarquía.

Además, apuntan en el PSOE, para qué quiere Podemos una ley de la Corona si su «horizonte es republicano». Solo busca, añaden esta fuentes, diferenciarse y sacar brillo a su alma republicana en busca de futuros réditos electorales. Sean los que sean los intereses de unos y otros, la enésima pugna está en el horno.

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