Diario de León

El último fleco del Brexit: desmontar a contrarreloj la Verja de Gibraltar

El catedrático Jesús Verdú explica las posibilidades que ofrece a España la fuga británica

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, informó ayer sobre la negociación. EMILIO NARANJO

La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, informó ayer sobre la negociación. EMILIO NARANJO

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La dificultad de alcanzar un acuerdo sobre la Verja de Gibraltar, una negociación a contrarreloj que debe alcanzarse antes del 1 de enero, es reflejo de la complejidad de rodea a este enclave, que, curiosamente como ahora, ha tenido hitos de su historia coincidiendo con epidemias y plagas. «Hay que remontarse a 1713, al mismo Tratado de Utrecht, para empezar a situar la complejidad de la situación», explica el profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Cádiz (UCA) Jesús Verdú, que se muestra «optimista» y cree que finalmente habrá un acuerdo en una negociación en la que, en su opinión, España está jugando sus cartas «de manera muy inteligente». «Es bueno no tener información, muestra cierta profesionalidad en el ejercicio de la diplomacia, la discreción es una característica de la buena diplomacia», señala este historiador, buen conocedor de la historia de la última colonia en suelo europeo y de sus relaciones con el Campo de Gibraltar, sobre la reserva con la que lleva las negociaciones el ministerio de Asuntos Exteriores español que dirige Arancha González Laya.

EL ARTÍCULO dEL CONFLICTO

Ya la redacción del artículo 10 del Tratado de Utrecht, firmado el 13 de julio 1713 y por el que España cedió Gibraltar al Reino Unido, puso en bandeja una historia que invitaba a los problemas sobre la delimitación de los espacios cedidos. En él se citaba que se cedía una fortaleza «sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra».

Lo cierto es que con aquella Verja se consolidó la ocupación británica del istmo no incluido en el Tratado, una ocupación que se inició en 1815 cuando durante una epidemia de fiebre amarilla España aceptó que se instalara en ese área un campamento sanitario. Tras la epidemia nunca se retiró aquel campamento y durante otra epidemia, en 1854, Reino Unido siguió ampliando su instalación en esta zona, lo que originó una controversia jurídica que se mantiene viva y que «de alguna manera complica las negociaciones actuales». Durante la Guerra Civil española, Gibraltar construyó en este itsmo un aeropuerto, por eso ahora, cuando tras el Brexit se convertirá en una nueva frontera, es una zona «sensible» para las dos partes. Jesús Verdú asegura que las actuales negociaciones proporcionan a España «una oportunidad inédita que no ha existido en la historia para defender el marco de relaciones futuras» con la colonia británica. «De ahí su extraordinaria importancia».

España ahora tiene capacidad para participar en el dibujo de un marco de relaciones con Gibraltar, algo que no tuvo cuando en 1972 el país estaba «en el agujero del franquismo» y Reino Unido se adhirió a la Comunidad Europea.

Ahora, cuando Gibraltar ha quedado excluida del acuerdo de retirada de Reino Unido de la UE, España ha pasado a tener «una posición privilegiada» que, en su opinión, está usando «con una manejo serio» y sin arriesgarse a «dilapidar» su posición «envenenando la situación» con la cuestión de la soberanía.

Una de las cuestiones más espinosas, y sensibles, de las negociaciones es la «porosidad» que se de a la «Verja», que actualmente cruzan a diario unos 15.000 trabajadores transfronterizos, 10.000 de ellos españoles.

««Ha sido un enorme éxito de la diplomacia española garantizar los derechos de la parte más vulnerable», la de esos trabajadores para los que se ha firmado un protocolo especial que, tras inscribirse en un registro de Gibraltar, podrán seguir teniendo un paso fluido por este paso fronterizo, explica el historiador.

EL DEMONIO ESTÁ EN LOS DETALLES

Para el resto, «el demonio está en los detalles» de cualquier fórmula que se arbitre. Gibraltar ha visto una posible solución a integrarse en el Espacio Schengen, del que no forma parte Reino Unido pero sí otros países que no integran la UE, y que permitiría el libre tránsito de personas por la Verja.

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