Diario de León

Vía libre a Sánchez para aprobar las cuentas con sus aliados «preferentes»: ERC y PNV

Renuncian a presentar enmiendas a la totalidad de los Presupuestos a cambio de cesiones lingüísticas y competenciales

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en la Cumbre Hispano-Portuguesa celebrada el jueves en Trujillo. CHEMA MOYA

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en la Cumbre Hispano-Portuguesa celebrada el jueves en Trujillo. CHEMA MOYA

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Esta vez no hubo suspiros de alivio en al Moncloa porque todo salió como estaba planificado. El Gobierno tenía la convicción de que los amagos de Esquerra y el PNV de enmendar a la totalidad los Presupuestos no eran órdagos sino faroles. Así ha sido. Ni uno ni otro dieron ayer el paso ni votarán el jueves en el Congreso a favor de la devolución del proyecto de las Cuentas al Gobierno.

Con todo, las negociaciones fueron frenéticas por la costumbre de Pedro Sánchez de dejar todo para «el último minuto». Una queja que tanto ERC como el PNV trasladaron al Gobierno. El portavoz de los republicanos, Gabriel Rufián, según fuentes de Esquerra, estuvo reunido toda la mañana en un despacho del Congreso con los ministros de Hacienda, María Jesús Montero, y de Presidencia, Félix Bolaños, con llamadas a Barcelona, donde estaba reunida su comisión ejecutiva desde las 11 de la mañana para decidir qué hacer.

El del PNV, Aitor Esteban, también estuvo en su despacho de la Cámara a la espera del desenlace del cruce de correos electrónicos y conversaciones telefónicas entre Bilbao y Madrid. Al mediodía, hubo fumata blanca.

Ambos tenían listas sus enmiendas a la totalidad. El portavoz de los nacionalistas vascos llegó a mostrarla en la sala de prensa del Congreso para probar que no negociaba sin cartas. Rufián no enseñó la suya porque cuando salió para anunciar que Esquerra no presentaría enmienda a la totalidad ya había vencido el plazo (a las 14:00 horas de ayer) para presentarla.

Pero todo sonó a impostado. En el Gobierno no había nervios. Pedro Sánchez pidió «tranquilidad» tras su comparecencia conjunta del jueves con el primer ministro de Portugal. La Moncloa nunca vislumbró nubarrones en el horizonte presupuestario porque las demandas de sus dos aliados «preferentes» eran asumibles, y así fue.

Esquerra logró el compromiso para la ejecución de inversiones en Cataluña contempladas en el anterior acuerdo de Presupuestos y que no se han materializado. Acordó también la inclusión en la futura ley audiovisual de una cuota de emisión en las lenguas cooficiales en las plataformas de streaming, como Netflix, HBO o Amazon. El PNV cerró el traspaso al Gobierno vasco de la gestión integral del Ingreso Mínimo Vital, un compromiso adquirido por el ejecutivo de Sánchez el año pasado pero que aún no se había concretado.

Dos acuerdos de libro en el que ambas partes ganan y refuerzan su complicidad. Rufián y Esteban, sin embargo, se esmeraron en asegurar que no todo el pescado está vendido. «Esto es una primera fase de negociación.

Queda una segunda que es el meollo, los Presupuestos en sí», puntualizó el portavoz de Esquerra. El acuerdo final «está lejos de cerrarse», apostilló su homólogo del PNV.

El Gobierno acepta que no está dicha la última palabra y que las negociaciones sobre las enmiendas parciales serán arduas porque entra en juego el componente de las inversiones. Por ejemplo, el tren de alta velocidad, en el caso del País Vasco, los ferrocarriles de cercanías, en el capítulo catalán. Amén del traspaso de competencias y otras demandas.

Pero por el momento, el Gobierno tiene en bolsillo el aprobado en el primer examen de los Presupuestos. Las enmiendas a la totalidad que han presentado el PP, Vox, Ciudadanos, Junts, la CUP, Coalición Canaria y Foro Asturias serán rechazadas en la votación del jueves en el Congreso por PSOE, Unidas Podemos, Esquerra, PNV, EH Bildu (que también renunció ayer a presentar su enmienda), Más País, PDeCAT, Compromís, BNG, Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe. Lo contrario hubiera sido un terremoto político y casi con seguridad el final de la legislatura.

Un escenario que Sánchez ni contempla ni desea. Igual que todos los aliados gubernamentales, que han mostrado sus preferencias por agotar el mandato de cuatro años y evitar un adelanto electoral que, en estos momentos, favorecería al PP y a Vox, de acuerdo a lo que señalan todas las encuestas, salvo la del CIS.

El Gobierno salva por tanto este escollo y deja encarrilada la tramitación de las Cuentas en un momento delicado para la coalición gubernamental por sus diferencias sobre el alcance de la reforma laboral.

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