Diario de León

Víctimas de violencia machista rechazan ir a las casas de acogida sin sus animales

Muchos maltratadores utilizan este vínculo con las mascotas para sembrar más el terror

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«Le pegaba a él para hacerme daño a mí. Es mi familia y todo lo que tengo. Hemos compartido juntos los malos momentos que he padecido». A Ucanca le abrían las puertas de una casa de acogida pero se las cerraban para Lobo, su fiel amigo y olvidado en esta lacra de la violencia machista. Le dieron a elegir entre dos vidas. Renunció al hogar sola y fue a vivir a una tienda de campaña junto a su perro.

El caso puso de manifiesto la necesidad de mejorar los protocolos de atención a las mujeres maltratadas así como el inicio para exigir que se ofreciera una solución a quienes deben entrar en una casa de acogida, tienen mascota y no se les permite su compañía.

Muchos maltratadores utilizan este vínculo sentimental que estas tienen hacia un ser querido para sembrar el terror. Agredidas sin recibir golpes, mediante lo que se conoce como violencia ampliada. Una forma sutil y menos penada por la ley para causarles dolor.

La ley de violencia de género no recoge a los animales de compañía como parte del núcleo familiar, pero son muchos los que les consideran parte fundamental de sus vidas. Existen numerosos casos documentados en los que el agresor daña a los animales con los que convive la familia, muchas veces delante de la propia mujer o de sus hijos, para hacerles sufrir más.

Para evitar este maltrato emocional, nació VioPet, un programa que gestiona espacios seguros a los animales de las víctimas de violencia hasta que se estabilice la situación de sus dueñas y puedan volver al hogar de forma segura o cuando éstas tengan una solución habitacional.

«En algunos casos se ha resuelto en cuestión de días si la víctima tiene una red familiar y una vez que se ha hecho todo el trámite de la denuncia, se ha abierto diligencias, se ha detenido al agresor, la persona en lugar de ir a un recurso habitacional va a una casa de un familiar y reclama a su mascota», explican desde el proyecto.

La iniciativa fue impulsada por la Dirección General de Derechos Animales durante el confinamiento, época que encerró a muchas mujeres en casa con sus maltratadores, y en la que el Ministerio de Igualdad informó de que las llamadas al 016 se habían multiplicado un 200%. Muchas de ellas provenían de mujeres con mascota y no sabían qué hacer con ellos al abandonar el hogar.

«Si no hubiera sido por vosotros, me mata. Yo no me voy de mi casa porque no se qué hacer con mi perro, nadie lo acoge», relata una de las mujeres atendidas en este servicio.

«La dramática situación vivida por estas mujeres, muchas obligadas a vivir el estado de alarma encerradas con su maltratador, supuso un escollo añadido para pedir ayuda y denunciar los hechos», dice Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.

MATAR A LA MASCOTA

Según datos facilitados por el Observatorio de Violencia hacia los Animales, el 80% de las mujeres maltratadas con mascotas aseguran que su agresor las amenaza con acabar con la vida del animal, y hasta el 54% no denuncia y abandona el hogar por miedo a represalias hacia las mascotas con las que conviven.

«Nadie debería escoger entre su seguridad y la de su animal», señala Nuria Querol, doctora, investigadora y precursora del proyecto.

La iniciativa funciona gracias a una red de 800 hogares voluntarios distribuidos por todo el país. Sergio García Torres, director general de Derechos Animales, un organismo pionero en España, explica que esas mascotas representan mucho para las víctimas pues, en muchas ocasiones, las han salvado de su agresor. Otras han huido de casa por evitar que les hagan algo a los animales.

Para que este servicio proteja tanto a las víctimas como a los voluntarios que acogen a los animales se sigue un protocolo muy estricto de confidencialidad. El dispositivo de acogida se pone en marcha una vez lo solicita la víctima. Entonces, los animales son recogidos por la Policía. «Ni la casa de acogida conoce a la víctima ni viceversa», apunta el responsable del organismo.

El equipo de este programa se encarga de que las mujeres que se han visto obligadas de separarse de sus mascotas reciban fotos y vídeos y puedan mantener el vínculo, porque «han perdido una gran parte de su red familiar y de amistades, y tienen a sus animales como única referencia emocional».

En lo que va de año han sido asesinadas 41 mujeres por sus parejas o exparejas en España, mientras que la cifra se eleva a 1.074 desde 2003.

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