Diario de León

«Vox no es protagonista de todo y claro, si puedo, iré a la investidura de Mañueco»

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. JUAN CARLOS HIDALGO

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. JUAN CARLOS HIDALGO

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Solo hay una herida que sangra de su feroz divorcio político con Pablo Casado: el señalamiento «desproporcionado» del contrato de las mascarillas que investiga la Fiscalía, con su hermano en el disparadero. En su primera entrevista tras el congreso de Sevilla, Isabel Díaz Ayuso se congratula del nuevo PP bajo «el excelente proyecto» de Alberto Núñez Feijóo, pero con criterio propio: rechaza el plan anticrisis del Gobierno y acudirá, sin complejos, a la investidura con Vox de Fernández Mañueco.

—Su ruptura con Casado ha tenido que dejarle huella.

—Me ha costado mucho tener que asumir que una persona con la que he pasado tantos años considerara que yo era un problema para su proyecto. Pero una vez asumido, la vida sigue. Tengo las mismas convicciones y lo único que lamento es que el PP haya vivido algo muy triste y dramático. Pensé que se reconduciría, me parecía imposible que quisieran destruirme cuando siempre he estado a disposición del partido y de Casado. Destruirme política y personalmente.

—¿Le amenazó con ello?

—No fue amenazarme, fue decirme ‘tenemos algo contra ti, demuestra tu inocencia’. Y a partir de ahí todo cambia, claro.

—¿Pone las dos manos en el fuego por que el contrato que ha salpicado a su hermano no esconde nada ilícito?

—Sí. Porque en el Consejo de Gobierno que presido no se contrata con el material sanitario. Y porque nunca he utilizado un euro de dinero público para beneficiar a ningún familiar.

—La ciudadanía puede interrogarse sobre si es posible que usted no conociera ese contrato.

—Lo que me sorprende es que a estas alturas todavía se me pregunte esto. No sé si no han leído mis declaraciones.

—Sí, pero se lo pregunto ahora.

—No lo conocía. Mi hermano lleva trabajando en su sector más de 26 años y por eso, precisamente, no tengo ningún problema legal.

—Hay dos investigaciones abiertas, de Anticorrupción en España y de la Fiscalía Europea.

—¿Y? Quieren preguntarme lo mismo que usted me pregunta. Y esto tendrá que cerrarse porque nunca he conocido la existencia de ese contrato. Nunca. Si lo hubiera sabido, no sé qué habría hecho. Probablemente habría pedido permiso para traer el material, estaba muriendo mucha gente. Pero es que nunca lo supe.

—Si se acreditara alguna irregularidad, ¿dimitiría?

—Evidentemente, si yo he cometido un fraude, tendría que tener consecuencias políticas. Pero no es el caso. La pregunta es si se trata de la misma manera a todos los políticos, si otros contratos como este han sido fiscalizados igual, si no hay una doble vara de medir conmigo, si los periodistas ponen la misma atención a todo el material que trajo el Gobierno de España. Y la respuesta es no. Nosotros hemos llevado trece contratos del Gobierno a la Fiscalía y me sorprende que la prensa no me pregunte por ello.

—¿La Fiscalía está instrumentalizando este caso?

—En absoluto. Estoy segura de que está actuando como hace con el resto. En un Estado de derecho lo que tienen que existir son pruebas, porque ensuciar a una persona es muy fácil y muy cobarde. Pero el tiempo todo lo coloca. Y confío en las instituciones.

—¿Teme el momento en el que su hermano tenga que declarar?

—¿A quién le importa mi sensación personal? Somos políticos y estamos aquí para hacer las cosas conforme a derecho. Pero preocupada no estoy.

—¿Es presentable que el Ayuntamiento de Madrid contrate con dos comisionistas que se llevan seis millones por material sanitario en lo peor de la pandemia?

—Desconozco qué ha pasado. Son informaciones ajenas a mí.

—¿Esto hace daño al partido?

—No creo.

—¿Tampoco el exhibicionismo de lujo de los dos investigados?

—A mí me gustaría que esas cosas no sucedieran. Yo vivo de una manera austera, muy normal, la misma que tenía antes de entrar en política. Espero que todo el mundo haga lo mismo. Pero si una empresa gana honradamente un dinero, no es nuestra responsabilidad en qué lo gasta.

—Vayamos al ‘nuevo PP’. ¿Cómo describiría su, digamos, comunidad de intereses con Feijóo?

—Bueno, estamos en una etapa nueva, en la que yo, en Madrid, estoy haciendo las cosas con criterio, compromiso y una amplia mayoría. Y, por encima, tenemos un partido con un nuevo liderazgo que asume el pluralismo y la diversidad. Somos un proyecto nacional, pero atendiendo a las peculiaridades de cada territorio.

—¿Al poder de cada territorio?

—A las peculiaridades, lo más importante que tenemos.

—¿Cuenta ya con fecha para el congreso de Madrid?

—No, es un anuncio que el presidente dará personalmente pronto. Es algo que quiero que haga él. Me haría muchísima ilusión.

—¿Cuánto hablaron en el cisma?

—Desde el primer momento. Los dos hemos lamentado profundamente lo que pasó. Él vio con los barones que la situación era inasumible desde hacía mucho tiempo, por distintos motivos. Lo mío fue la gota que colmó aquel vaso. Era consciente del malestar general y por eso decidió dar el paso.

—¿Lo decidió o le empujaron?

—No había otra opción. Generosamente dio el paso, con un sacrificio personal inmenso. Y las cosas han sido para bien.

—¿Tiene más posibilidades de alcanzar la Moncloa el PP de Feijóo que el PP de Casado?

—Sí. Ya hemos visto el gran crecimiento en las encuestas y el apoyo unánime de la militancia.

—Eso también puede responder a un ‘efecto rebote’.

—O que el de Núñez Feijóo es un excelente proyecto que gusta, que une, que está en manos de una persona ganadora, solvente, muy trabajadora, que ha cosechado mayorías absolutas con un perfil diferente. Un perfil excepcional cuando España está devastada económicamente y hacen falta políticas muy claras.

—¿Es peor rival para Sánchez?

—Sí, aunque el peor rival de Sánchez es Sánchez, porque su proyecto está acabado. No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo y no puede tapar ya el malestar social, por más que intente agitar que vienen los fascistas... Cada día en la Moncloa es un día perdido para España.

—La primera cita de Feijóo con el presidente se ha saldado sin pactos de calado. ¿Qué debe hacer el PP con el plan anticrisis?

—Sánchez miente por sistema. Y utiliza esta foto para intentar imponer esa imagen totalitaria de la unidad; eres un sectario si no sigues sus errores. Este Gobierno ha sido incapaz de tener un solo gesto de austeridad con los españoles, de bajar impuestos y de aliviar a las familias. Cuando nos ha llamado, el PP, responsablemente, ha estado ahí. Otra cosa es asumir que lo que le conviene a Sánchez le conviene a España.

—¿Usted se abstendría en la votación del decreto ley?

—Yo votaría en contra. Las políticas de miseria no se pueden pastelear. Y si están abocadas al fracaso de hacer perder el tiempo y el dinero a los españoles, ¿por qué hay que formar parte de ello? No hay que tener miedo al titular frente a la imposición totalitaria del marco de la izquierda.

—¿Y el electorado del PP entendería ese voto contrario?

—Lo que no entiende es que le demos oxígeno al fiasco de un presidente y unos socios que han destrozado el poder adquisitivo de las clases medias y la educación; que han deteriorado las instituciones, la imagen de la separación de poderes y consensos de izquierda y derecha. Han roto muchas cosas. Lo que quiere nuestro electorado es que seamos una alternativa clara a todo ese desastre.

—Su música y la de Feijóo no entonan igual. Él carga en la gestión, usted libra la batalla cultural. Él acuña el «bilingüismo cordial» para Cataluña, usted enfatiza la defensa del español...

—Fantástico. Así somos en el PP, la casa común.

—La pregunta es si tienen el mismo modelo de España.

—Que yo sepa los dos pensamos que este es un gran país, con 17 comunidades autónomas -que no 17 Estados- y donde queremos ciudadanos libres e iguales.

—¿Le preocupa que sea el eje Galicia-Andalucía el que articula ahora el partido?

—Me preocupa España y me alegro de que haya una ejecutiva compuesta por personas de primera, excelentes compañeros.

—Feijóo y usted lideran dos comunidades donde, con estrategias distintas, Vox no les condiciona. ¿Qué relación tiene que mantener el PP con la extrema derecha?

—-Cuando se trabaja con unos mensajes dirigidos a todos los ciudadanos, concitas apoyo de izquierda a derecha. Y ese es el éxito. El PP siempre ha sido el partido del pueblo, de las clases medias, de los niños y los mayores, del que triunfa y del que se queda atrás y necesita apoyo. Cuando sabemos ensanchar la base en torno a estos mensajes, los de las mayorías más amplias, no necesitamos hablar de otros partidos. Yo no vivo pensando en otros partidos. Pero me llama la atención que quienes más lo critican son los que pactan con el entorno etarra de Bildu.

—Si fuera Feijóo, ¿iría a la investidura de Mañueco, aunque suponga retratarse con Vox?

—Vox no es el protagonista de todo. Como somos vecinos y tengo además un profundo cariño a todo el equipo de Mañueco, si puedo, y en principio es así, estaré un rato en la investidura.

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