Diario de León

Los yihadistas de Barcelona siguen sin ser juzgados tres años después del 17-A

Los tres acusados que sobrevivieron serán procesados por terrorismo pero no por asesinato

Un hombre recorre ayer Las Ramblas de Barcelona con unas flores en la mano. QUIQUE GARCÍA

Un hombre recorre ayer Las Ramblas de Barcelona con unas flores en la mano. QUIQUE GARCÍA

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Tres años después de los atentados de Cataluña, que provocaron 16 muertos y 142 heridos, los dos únicos miembros de la célula terrorista que sobrevivieron, Mohamed Houli Chemlal y Driss Oukabir, y un colaborador del grupo siguen pendientes de juicio. Será a la vuelta de verano cuando la Audiencia Nacional marque la fecha de la vista oral, después de que la declaración del estado de alarma paralizase el sistema judicial.

La Fiscalía solicita para ellos penas que oscilan entre los ocho y los 41 años de cárcel. La petición más alta es para Houli, el único superviviente de la explosión de Alcanar (Tarragona) y cuyo pasaporte se halló en la furgoneta con la que se cometió el atropello mortal en Las Ramblas. Para Oukabir, el encargado de alquilar el vehículo pero que se desvinculó a última hora de los planes asesinos del grupo, el fiscal pide 36 años y solicita otros ocho para Said Ben Iazza. Este carnicero, que fue arrestado semanas después en Vinaròs (Castellón), prestó su documentación y el furgón de su tío a los terroristas para transportar material explosivo.

NO ESTUVIERON ALLÍ

Ninguno de los tres participó de manera directa en el 17-A, y la Audiencia Nacional ya confirmó a principios de julio que no se los juzgaría por asesinato. Un criterio que recurrieron las acusaciones y, previsiblemente, volverán a plantearlo al comenzar la vista.

Serán procesados por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos y el delito de estragos en grado de tentativa, sin perjuicio. Los mismos que incluyó el juez instructor en su escrito de procesamiento.

La AVT, que ejerce de acusación popular, ya ha anunciado que solicitará prisión permanente por cada asesinado en los atentados, tanto para el superviviente de Alcanar como para la persona que alquiló el coche con el que se perpetró el atropello de Las Ramblas.

La Fiscalía considera que Houli formaba parte de la célula de Ripoll articulada en torno al imán Abdelbaki Es Satty, el presunto cerebro de la trama, que murió en la explosión de Tarragona. El terrorista aseguró ante los Mossos d’Esquadra que un grupo de jóvenes de la localidad, formado por amigos y familiares, pretendía cometer un gran ataque con bombas en Barcelona. El plan, dijo, pasaba por atentar contra la Sagrada Familia y otros monumentos de la ciudad. Pero la explosión fortuita de Alcanar lo cambió todo y precipitó lo que ocurrió el 17 de agosto: Younes Abouyaqooub arrolló a decenas de personas en Las Ramblas al volante de una furgoneta alquilada. El resto de los miembros de la célula sembraron el pánico esa misma noche en el paseo marítimo de Cambrils.

LA ‘MADRE DE SATÁN’

Durante la investigación, los agentes confirmaron que el chalé de Alcanar era su base de operaciones y el lugar donde estaban produciendo explosivos, más concretamente triperóxido de triacetona. Esta sustancia, también conocida como ‘la madre de Satán’, explotó accidentalmente cuando dos de los yihadistas estaban secando y moviendo parte de la misma.

Pero tres años después aún quedan lagunas por aclarar. Particularmente, cuáles eran los objetivos finales contra los que los terroristas querían atentar antes de que todo saltase por los aires en Alcanar.

Entre los escombros de la vivienda, que quedó totalmente destruida a consecuencia de la fuerte explosión, se recuperó un vídeo en el que se veía a varios miembros de la célula yihadista fabricando los explosivos y anunciando un próximo atentado, así como numerosas fotografías en lugares susceptibles de ser posibles objetivos como Plaza Cataluña o el Camp Nou, en Barcelona; el Santiago Bernabeu o el Museo Thyssen, en Madrid; o la Torre Eiffel y Toulouse, en Francia.

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