Diario de León

Los yihadistas del kalashnikov querían cometer una «grave acción» en Madrid

Desvelan que el grupo, que iba a financiar el atentado con droga, llevaba meses radicalizado.

Agentes de la Policía Nacional permanecen en las inmediaciones de la cabaña. FERNANDO VILLAR

Agentes de la Policía Nacional permanecen en las inmediaciones de la cabaña. FERNANDO VILLAR

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melchor sáiz-pardo | madrid

Los dos yihadistas detenidos el pasado 28 de diciembre en Madrid, junto a otros terroristas que permanecen huidos, planeaban una masacre en la capital. Así de rotundo lo afirma el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz en los autos de registro de la ‘operación Serkan’. El magistrado apunta que los yihadistas pretendían atentar en la capital de España y que la célula, ni mucho menos, está desarticulada porque hay todavía varios huidos que tienen en su poder, además del kalashnikov desaparecido, varias pistolas.

En los autos de registro, Pedraz da muchos más datos que los que ofreció en los autos de prisión de Edrissa Ceesay Sanuwo y Samer Sennouni Mouh. El magistrado explica que los dos arrestados, junto a otros tres radicales magrebíes se «reunían frecuentemente» en ‘La Cabaña’, la chabola del parque de Vicálvaro, en el sur de Madrid, en cuya parcela fueron encontrados cuatro cargadores de AK-47 y 37 balas de este arma.

Pedraz detalla que los propios integrantes de esta célula «editaron» una producción audiovisual señalando a la capital de España. El juez describe esa grabación con «imágenes de la Puerta del Sol, música de fondo similar a la utilizada en los vídeos de propaganda de Daesh, así como la bandera negra vinculada a esta organización». La grabación tiene «una grave actitud amenazante contra la integridad física de los habitantes de Madrid».

El juez también revela que hay multitud de indicios de que el grupo tenía más armas que el kalashnikov que todavía no se ha encontrado. Hay grabaciones de los integrantes de la célula con pistolas. Pero no es esta la única pista de que los terroristas huidos tienen todavía en su poder esas armas cortas, además del AK-47. Los yihadistas llevaron sus pistolas a la reunión que mantuvieron en ‘La Caseta’ con el traficante de armas para mostrar al proveedor el material que pretendían adquirir. «El 12 de octubre de 2016, sobre las 21:00 horas, se produjo una reunión en ‘La Cabaña’ con el propósito de adquirir fusiles del mismo tipo que ya posee este grupo (kalashnikov), así como la posibilidad de comprar armas de fuego cortas, para lo cual (los yihadistas) habrían llevado ellos mismos algunas (pistolas) para servir como muestra». Los terroristas llevaron las armas «bajo la ropa y las exhibieron (al traficante) sin ningún tipo de reparo». En esa misma reunión, los yihadistas ofrecieron al traficante de armas 6.000 euros para comprar, al menos, cuatro kalashnikov más, lo que apuntaría a que en el gran atentado que planeaban podrían haber participado hasta cinco terroristas.

Propósito firme

El juez concluye dejando claro que se trata de una célula muy peligrosa y completamente radicalizada, ya que su «proceso de adoctrinamiento» había durado «meses». Un tiempo en el que fueron tutelados en las enseñanzas salafistas más radicales por un «individuo de origen marroquí con mucha influencia».

«Las características de estos jóvenes son las mismas que constituyen el perfil objetivo de los captadores de grupos terroristas como el Daesh, que reclutan, adoctrinan y fomentan acciones violentas en territorio europeo». Pedraz subraya que no hay duda de que los detenidos y los huidos, tras este adoctrinamiento, formaban parte del Estado Islámico y que su propósito de atentar en Madrid era firme.

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