Diario de León

Yolanda Díaz se encumbra en Valencia como la alternativa a Pedro Sánchez

La vicepresidenta, recibida al grito de «presidenta» en el acto ‘Otras políticas’: «Esto es el comienzo de algo maravilloso»

Ada Colau, Mónica García, Mónica Oltra, Yolanda Díaz y Fátima Hamed ayer, en el acto ‘Otras políticas’ en Valencia. ANA ESCOBAR

Ada Colau, Mónica García, Mónica Oltra, Yolanda Díaz y Fátima Hamed ayer, en el acto ‘Otras políticas’ en Valencia. ANA ESCOBAR

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«Esto es el comienzo de algo maravilloso». Yolanda Díaz mantuvo el manto de misterio que cubre su publicitado, y a la vez ignoto, proyecto para aglutinar a la izquierda del PSOE. La vicepresidenta segunda, pese a la indefinición, salió ayer del acto convocado en Valencia bajo el título de ‘Otras políticas’ como la alternativa a Pedro Sánchez después de ser aclamada como «presidenta» por el público que llenó el Teatro Olympia.

Díaz intentó durante su intervención alcanzar cierto equilibrio entre su condición de miembro del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos sin descuidar la lealtad que debe a su (en teoría) jefe, con la reivindicación de un espacio propio que le permita liderar una plataforma para competir con los socialistas por el espacio ideológico de izquierda.

Una paradoja que ella materializó haciendo suyos los buenos datos de las cifras de paro y lanzando a la vez dardos hacia sus compañeros de Gobierno. Por ejemplo, atribuyéndose en primera persona la subida del salario mínimo mientras endosaba la responsabilidad de que sus políticas no se apliquen a «la otra parte» del Gobierno.

Una puya para Sánchez —y Nadia Calviño—, de intensidad similar al dardo que lanzó contra otro miembro del Consejo de Ministros, el titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá. «Algunas fórmulas de las que se está hablando sobre pensiones son extrañas al mandato constitucional y lo digo alto y claro», avisó. Y añadió: «Las pensiones tienen que ser suficientes».

Ducha escocesa: agua caliente para sí misma y los suyos con frases tipo Paulo Coelho («Hagamos cosas pequeñas y soñemos a lo grande»), agua fría para sus (de nuevo en teoría) socios: «Soy optimista por naturaleza, pero sé dónde estoy».

Con este contradictorio discurso, Díaz acaparó el protagonismo de un acto concebido de manera coral que acabó discurriendo en una única dirección, que la cumbre de Valencia sirviera para entronizarla como relevo de Pablo Iglesias en ese mismo nicho político huérfano desde su salida de la Moncloa.

Díaz se sobrepuso a los incidentes ocurridos durante la mañana —una protesta de camioneros disuelta por la Policía a la entrada del teatro, lanzamiento de huevos incluida, y la interrupción de una espontánea mediado el acto— para enhebrar un mensaje de tono moderado en la forma, contundente en el fondo: «Esto es el comienzo de algo maravilloso». La frase resumió la dimensión de sus ambiciones, pero sin ahondar en nombres, siglas, propuestas y programas.

Su papel estelar eclipsó al resto de intervinientes. La vicepresidenta valenciana Mónica Oltra, que ejercía de anfitriona en nombre de Compromís, supo abonar ese mismo terreno del victimismo sobre el difícil encaje de sus siglas en un gobierno de coalición, porque también servía para su discurso. «Sé que hay que ceder pero me tranquiliza saber que hay cosas en las que nunca cederé», se justificó. «El PSOE llega hasta donde llega y hasta donde le tiramos». Unas palabras que contaron con la aquiescencia del resto de protagonistas.

Perfil bajo para la menos conocida, Fátima Hamed Hossain, la concejal ceutí que cerró el acto y subrayó que el espíritu de ‘Otras políticas’ encarna «la política de la gente para la gente». Dosis superior de minutaje para Mónica García, líder de Más Madrid: «Estamos aquí porque creemos que la política es la mejor herramienta, porque la política es transformadora». Y mayor relevancia para Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, que enardeció al público entre elogios a Díaz —«la mejor ministra de Trabajo de la historia»— y su cerrada defensa de un feminismo «que ayude a las mujeres y a los hombres».

Pero los focos ya alumbraban sólo a Díaz, como si sus compañeras ejercieran de actrices secundarias en su entronización como alternativa a Sánchez. O como primeras destinatarias de su declaración de intenciones: «Desde maneras de pensar diferentes, podemos cambiar la vida de la gente. Lo mejor siempre está por llegar».

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