Diario de León

Yolanda Díaz y el PSOE mantienen el pulso por la reforma laboral y ahondan la crisis

Los socialistas avisan a su socio de que la querella contra la presidenta del Congreso es un gesto «inamistoso grave»

Pedro Sánchez, ayer, en La Palma. ÁNGEL MEDINA

Pedro Sánchez, ayer, en La Palma. ÁNGEL MEDINA

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La crisis en la coalición gobernante no tiene visos de solventarse a corto plazo. El PSOE y Unidas Podemos tuvieron hoy la oportunidad de calmar los ánimos y no lo hicieron. Es más avivaron las diferencias, sobre todo en el capítulo de la reforma laboral. La vicepresidenta Yolanda Díaz garantizó que va a «derogar la reforma laboral, a pesar de todas las resistencias, que las hay y son muchas». La vicesecretaria general de los socialistas, Adriana Lastra, replicó que sí, que se va a derogar, pero «lo va a hacer el PSOE».

El afán de protagonismo suele corroer las coaliciones y la alianza de socialistas y morados no ha sido inmune a este peligro como se acaba de ver. La vicepresidenta segunda negocia desde marzo pasado con empresarios y sindicatos una contrarreforma a la regulación del mercado laboral implantada por el Gobierno de Mariano Rajoy. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, por encargo expreso de Pedro Sánchez, ha reclamado para sí la coordinación de «un paquete equilibrado», le cuesta hablar de derogación, de cambios en el mercado de trabajo.

El conflicto estalló cuando nadie lo esperaba el jueves por la noche, y desde entonces ha ido ‘in crescendo’. Solo quince días antes el presidente y la vicepresidenta segunda escenificaban entre sonrisas el acuerdo para los Presupuestos. Casi al mismo tiempo, Sánchez daba luz verde a la subida del salario mínimo que propugnaba Díaz pese a la resistencia de Calviño. Días felices para la coalición convertidos ahora en jornadas turbulentas.

La explicación proporcionada por el presidente del Gobierno de que hace falta una coordinación superior en manos de Calviño porque la reforma de la reforma implica hasta cinco ministerios no convence en absoluto a Unidas Podemos. Fuentes de la formación que lidera Ione Belarra ven en este giro una maniobra para embridar las expectativas políticas y electorales de Yolanda Díaz y su proyecto de plataforma que aglutine a todo lo que está a la izquierda del socialismo. La vicepresidenta segunda, aducen, es la líder mejor valorada y la derogación de la reforma laboral se perfilaba como una rampa de lanzamiento inmejorable. La Moncloa y el PSOE niegan esta interpretación «conspiranoica» dado que un aliado más potente fortalecería la coalición.

Pedro Sánchez no quiso espesar más el debate y obvió el tema durante la visita que hizo a la isla de La Palma. No así la vicepresidenta con su habitual lenguaje medido. Acudió a la clausura del congreso de CCOO, donde fue recibida con gritos de «presidenta, presidenta», y evitó hablar de la crisis en la coalición. Se parapetó en que era «el día de CCOO». Pero en su discurso se le entendió todo sin citar a nadie. Se comprometió a llevar a buen puerto la contrarreforma laboral «a pesar de todas aquellas personas que, estén donde estén, jamás han querido derogar y alterar el modelo laboral de precariedad que ha impuesto la derecha». Un mensaje a los que fuera del Gobierno se oponen a la derogación, pero también para Calviño. La novedad en esta ocasión es que han trascendido fuera. «A Yolanda se la ha agotado la paciencia», dicen en su entorno.

El PSOE recogió el guante y su vicesecretaria general respondió desde el congreso de los socialistas extremeños: «Vamos a derogar la reforma laboral». Pero Adriana Lastra introdujo una precisión no menor: «Y lo va a hacer el PSOE». No Calviño, que ya se enfrentó con ella tras el pacto de los socialistas con EH Bildu para tumbar la reforma durante las negociaciones para prorrogar el estado de alarma, ni Yolanda Díaz, que a medida que pasan los días es vista con ojos menos cariñosos en el PSOE.

A los socialistas les preocupa casi más la anunciada querella de su socio contra la presidenta del Congreso por prevaricación, un hecho inédito entre compañeros de coalición. Fuentes del partido gubernamental señalaron que el paso de Unidas Podemos es un gesto «inamistoso grave».

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