Diario de León

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NICOLÁS MIÑAMBRES
León

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El reloj de los maragatos del Ayuntamiento de Astorga

Emilio Moráis, José Luis Avello, Mar Flórez. Universidad de León, León, 2009. 244 pp.

Sorprende que, en estos tiempos (en los que tan presente está el afán por descubrir nuevos hallazgos en el variado campo de la cultura) no se haya llevado a cabo un estudio científico del reloj de los maragatos de Astorga. La sorpresa aumenta al comprobar la riqueza documental que existe sobre ello. De ahí el acierto de esta obra, de la que son autores Emilio Morais, José Luis Avello y Mar Flores, profesores de la Universidad de León, quienes abordan el estudio de esta joya maragata de acuerdo con el planteamiento habitual de una investigación planteada con rigor.

Precedido de un prólogo en el que se alude a detalles de la edición así como a la importancia del reloj (y de su «poderosa autoridad sobre la ciudad y todos sus habitantes a lo largo de su existencia») la obra se estructura en tres capítulos. En el primero se ofrece una visión diacrónica de lo que ha sido a lo largo de la historia este invento, que incluye desde las «ampolletas» o relojes de arena hasta los artilugios más sofisticados, como es el caso de los «autómatas» y «tardones», estos últimos esenciales en el reloj astorgano. El segundo capítulo tiene como objetivo recuperar la información sobre la construcción de la espadaña, cuya duración se extiende de 1730 a 1746. Es sorprendente «la posible vinculación del modelo de la espadaña del consistorio astorgano con el de un retablo», lo que hace pensar a los autores que participara en su elaboración el maestro de obras de la catedral. (p.94).

El tercer capítulo tiene como objeto de análisis el reloj, cuya primera noticia documental aparece en 1730. Bernardo Francos sería el encargado de su elaboración, quedando confirmada como correcta el 23 de julio de 1750. A todo ello hay que añadir la necesidad de contratar cuidador del reloj, cargo que empezaría desempeñando Julián Salgado. Las sucesivas averías explican que fuera necesaria la elaboración de un nuevo reloj, del que fue responsable Bartolomé Fernández, cuyo nombre figura visible aún, ligado a la fecha de 1807. Toda esta serie de informaciones se completan con «El reloj en la actualidad», junto con un completo muestrario de reproducciones gráficas y el imprescindible anexo documental y bibliográfico. Un gran trabajo excelente que la ciudad de Astorga merecía con toda justicia.

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