Bóvedas pintadas

Habitan los ganados la extensión de las bóvedas

Y la almendra bendice las dovelas del tiempo;

Los segadores trazan con sus hoces los círculos

De los panes solares que germina la tierra;

Atienden los pastores la llamada del ángel

Y el animal herido reposa por los claustros;

Maduran por septiembre las vides con sus frutos;

Los campesinos majan con manal el centeno

Y el color de los siglos pervive en las figuras.

Los reyes bajo laudas no contemplan los frescos

Y su muerte no es más que negación del aire,

De la luz, de los seres que habitan en las bóvedas.

En círculos se enmarcan los días y trabajos,

Se halla invertido el orden humano de la tierra:

Abajo en el silencio oscuro del granito

La majestad se pudre, arriba en la redonda

Plenitud de las bóvedas los siervos cobran vida,

Fuera del tiempo ejercen sus quehaceres humildes.

Todo es resurrección en formas y colores,

En trazos que nos hablan de otra luz que no es tiempo.

¿Qué mano ha rescatado de la noche a estos seres?

Se percibe un latido sagrado de otra música

Que se aloja en las bóvedas, en los muros pintados,

En el claro silencio del color, que es anuncio

De plenitud, de vida, de palabra