Diario de León

Los 90 años del maestro

La confusión cumple años con Arrabal: 90

Un grupo de autores pone en marcha una campaña para reivindicar el Cervantes para el dramaturgo

IMAGEN: JAVIER ETZEZARRETA

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León

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cristina fanjul

Los 90 años del escritor español que más lejos ha llegado en cambiar la realidad a través de su creación literaria. Ninguno como Fernando Arrabal tiene la posibilidad de presumir de haber sido artífice de la perspectiva creativa que marcó el viraje de un siglo. Él lo hizo junto a un grupo de genios que ya no están pero cuya obra es materia de análisis por lo historiadores. En un momento de banalidad en el que la actualidad baila al ritmo de músicas frívolas, en el que la cultura ya no ocupa un puesto central sino ningún lugar en el desenvolvimiento de la humanidad, las obras de Fernando Arrabal —novelista, poeta, dramaturgo, cineasta— siguen explicando un mundo que ha vuelto a mostrarse incomprensible o demasiado cierto. «Sí, es que disparo sin mirar», dice Zapo en Picnic, la gran tragedia sobre la guerra que sigue representándonse más de medio siglo después y que hoy sigue tan vigente como entonces.

Fernando Arrabal escribe de manera consciente en un mundo en el que la edición se ha convertido en una suerte de escenario de farsa y demuestra que la cultura construye el psicodrama a través del cual el mundo continúa respirando.

 El más humanista y cervantino de los escritores aún no ha sido reconocido con el premio Cervantes

Sin ir más lejos, Pétalos de confinamiento, su última obra —publicada hace apenas dos meses— demuestra la modernidad (decir contemporaneidad en su caso es poco menos que un insulto) de un creador para el que la mujer siempre ha ocupado un lugar central. Sélavy protagoniza esta obra —representada ya sobre la escena— con la que Arrabal gesta un nuevo concepto de heroína.

El más humanista y cervantino de los maestros de la literatura aún no ha sido reconocido con el premio Cervantes, un lapso, una tara que puede deberse a uno de los principales rasgos del español: «Infundo desasosiego y resquemor», dice en la entrevista, dos cualidades que demuestran hasta qué punto es heredero de Cervantes.

Fernando Arrabal escribe de manera consciente en un mundo en el que la edición se ha convertido en escenario de la farsa

Es, junto a Milan Kundera, uno de los olvidados del premio Nobel, aunque puede que el galardón sueco se haya convertido en un botín de la nueva política y el talento tenga poco que hacer contra el loby del fundamentalismo cultural. Fernando Arrabal dijo en una ocasión que para él, el teatro era una ceremonia, un banquete sacrílego y sagrado, erótico y místico, que abarcaría todas las facetas de la vida, incluyendo la muerte, en el que el humor y la poesía, la fascinación por el mito de la vida y el pánico serían uno. Al hablar así, Arrabal está reconociendo que la realidad es una lucha interna, un lugar extraño del que los personajes tratan de huir. «Lo creo porque es confuso», dice siempre y es en es espacio, en el que aventura a sus personajes, que somos todos nosotros.

Fernando Arrabal no ha logrado aún el premio Cervantes, un error que debe ser resuelto para que no parezca que en España se siguen reglas similares a las de Estocolmo.

Pic nic, la gran tragedia sobre el absurdo de la guerra, sigue representándose y sigue tan vigente como entonces

La periodista y miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Televisión de España, Karmen Garrido, y César Augusto Cair, dramaturgo al que Fernando Arrabal prologó su drama Flhuidos en 2013, han iniciado una plataforma para recabar firmas de distintos profesionales e instituciones con el fin de enviárselas al Ministerio de Cultura apoyando la candidatura de Fernando Arrabal. En ella, destacan el último libro publicado por ell dramaturgo, Pétalos de confinamiento (Ed. Libros del Innombrable, 2022), drama en el que retrata a una mujer, Sélavy, de esas poderosas y viscerales que tan bien construye Arrabal en los intrincados laberintos de su teatro, sobre todo cuando son madres, como hizo con exquisito tiento y ternura cuando plasmó a la suya propia en Carta de amor. Contiene también este volumen otra obra, otro monólogo, Julieta, inspirado por la reciente ocultación de una gran mujer, la conocida como «musa de los existencialistas» y amiga querida de Arrabal, Juliette Gréco.

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