Diario de León

«Cualquiera puede convertirse en asesino»

 Paula Hawkins regresa con un thriller
‘A fuego lento’ es la nueva intriga de la reina del ‘domestic noir’, Paula Hawkins, que aspira a repetir el bombazo de ‘La chica del tren’ y ‘Escrito en el agua’ .

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Publicado por
Miguel Lorenci
León

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Cualquiera puede convertirse en un asesino. Bajo determinadas circunstancias, todos podemos vernos impulsados a hacer algo muy extremo y ser capaces de matar. Otra cosa es planificar un asesinato, pero todos podemos vernos abocados a hacer algo muy violento». Nos lo advierte Paula Hawkins (Zimbabue, 49 años), la reina de ‘domestic noir’, que tras seducir a casi treinta millones de lectores con sus dos primeras novelas, regresa con A fuego lento (Planeta).

Es la autora de La chica del tren, el bombazo editorial de la última década, y Escrito en el agua, títulos que estuvieron cien semanas consecutivas en las listas de más vendidos del ‘New York Times’. Con ellos sumó 27 millones de lectores en 50 países. Aspira ahora a repetir cifras de vértigo con una historia en la que tres mujeres sospechosas de asesinato —Laura, Carla y Miriam—, se verán superadas «por una carga emocional que no saben gestionar».

«La novela se pregunta hasta dónde llegarías para reparar un daño por algo que te hicieron», explica Hawkins desde su casa al norte Londres, cerca del Regent’s Canal, que le inspiró la trama. Conocido como la Venecia londinense, alberga muchas casas flotantes. Y en una de esas barcazas aparece el cadáver de Daniel, asesinado brutalmente, lo que desencadena sospechas sobre tres mujeres que se enfrentan a los prejuicios que la sociedad proyecta sobre ellas.

«Paseaba de noche por el canal, lugar inquietante y típicamente londinense, y pensé que en una barcaza se podría ocultar un cadáver y que pasarían días o semanas sin que se descubriera. Ese fue el origen de la novela», explica la autora, que recurre de nuevo a narradores poco fiables y habla de trampas de la memoria, traumas y prejuicios sociales.

«Londres tiene una historia tan rica como oscura. Es una ciudad abarrotada, con gente de distintas clases sociales y niveles. Durante el siglo XVII fue la capital del crimen y el asesinato, y eso tiene su peso», justifica su decisión de volver al Londres de hoy.

La novela se pregunta hasta dónde llegarías para reparar un daño por algo que te hicieron

De nuevo sus personajes son seres corrientes. Nada de espías ni de asesinos en serie. «Hablo de cosas que ocurren cerca, y creo que esa es una de las razones por las que mis historias interesan a los lectores», señala Hawkins, que explora las razones que pueden llevar a matar a alguien que haya sufrido mucho. Antes que el hecho violento o la investigación policial, le interesa «la psicología subyacente al crimen» y «cómo se llega al punto en que alguien se comporta de manera tan extrema y hace cosas terribles».

Laura, la chica alocada que quedó con la víctima la noche de su asesinato, es una de las protagonistas junto a Carla, la tía millonaria del joven asesinado y en duelo por la pérdida de su hijo, y Miriam, la indiscreta vecina que oculta información a la policía. Tres mujeres que no se conocen pero conectadas con la víctima y que, por diferentes razones, «viven con resentimiento y esperan el momento de reparar el daño que han sufrido».

«No digo que la mujer sea psicológicamente más interesante y no descarto escribir desde un punto de vista masculino. Pero de manera natural, y por algún motivo, me interesa más la vida y psicología de la mujer», arguye.

El cine acrecentó exponencialmente el éxito de La chica del tren, pero Hawkins admite «cierta decepción» con la película. «Me gusta la adaptación, pero sé que hubo lectores decepcionados porque se ambientara en Nueva York y no en Londres. Y lo entiendo. Aún así, se mantuvo el tono de oscuridad y los actores hicieron un gran trabajo, pero quizá se haga otra adaptación en Londres», dice. «A fuego lento quizá funcionaría mejor para una serie, pero no tengo nada planeado», agrega.

Amenaza de los hackers

Las novelas de Hawkins son una mina y la última atrajo a los ‘hackers’, que intentaron hacerse con el texto de A fuego lento antes de su publicación, para reventar así un negocio multimillonario y pedir quizá un rescate. Sus editores dicen que se vende un libro de Hawkins cada seis segundos, y que con todos los que ha vendido se podría llenar un estadio como el Bernabéu.

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