Diario de León

Y pusieron esposas a las flores...

Amor, esclavitud, prostitución, ajedrez, matemáticas, música, marginalidad, ángel fieramente humano... Arrabal.

León

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Casi nadie ha leído a Fernando Arrabal. Le conocen por sus apariciones televisivas, en las que juega a travestirse y adopta una personalidad a medio camino de Hugo Ball y Antonin Artaud. El problema es que casi nadie sabe ya qué fue Dadá y cada vez son menos los que se interesan por lo que subyace al teatro de la crueldad. Para conocer la obra que se esconde —como si de un arcano se tratara— detrás del personaje, basta leer una sola de sus obras. Podría ser La hija de King Kong, en la que Fernando Arrabal desarrolla de manera magistral la mayoría de los temas que despliega en su creación teatral. Como un rosario de estrellas, la novela entronca con los clásicos, y su protagonista —una inclusera, trasunto del propio Arrabal— habita el traje de Don Quijote. «La muerte avivaba en mí el ansia de muerte, pero el recuerdo de la vida de Cervantes estimulaba en mí el ansia de la vida». Cervantes, el recuerdo de la injusticia, de todos los que padecen y seguirán haciéndolo... hasta la eternidad: «Con la luna en el alma, íbamos hacia el firmamento». Y el recuerdo del padre desaparecido. Buscando al hombre —como en la novela de Camus— y buscándose a sí mismo. El recuerdo del padre puede verse en gran parte de sus obras, como Picnic, Y pusieron esposas a las flores o la película El árbol de Guernica .

Y la confusión, la certeza de que el caos es lo único inmutable, y los místicos, esa fuerza en torno a la cual giran muchas de sus creaciones. «Para mí el teatro sigue siendo una ceremonia: es un banquete sacrílego y sagrado, erótico y místico, que abarcaría todas las facetas de la vida, incluyendo la muerte, en el que el humor y la poesía, la fascinación por el mito de la vida y el pánico serían uno». Al hablar así, Arrabal está reconociendo que la realidad es una lucha interna, un lugar extraño del que los personajes tratan de huir. «Lo creo porque es confuso», dice el escritor en la entrevista, y es en es espacio, en el que aventura a sus personajes. Amor, esclavitud, prostitución, ajedrez, matemáticas, música, marginalidad, ángel fieramente humano... Arrabal.

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