Tiempos de espada y leyenda

E l imperio romano de occidente apenas duraría un año en manos de Rómulo Augusto. Corría el año 476 y lo que durante siglos había sido Roma se diluyó en un sopicaldo de pequeños reinos, en constante fusión y confusión, batallando por los restos y porciones del antiguo poder occidental. Este espacio temporal, el interregno entre la progresiva disolución del dominio romano y la aparición de sólidas estructuras feudales, es probablemente uno de los períodos históricos que menos ha acometido la novelística europea en general, no sólo la nacional. En esa tierra de nadie, cuando aún «no hay Hispania que nombrar ni Roma a la que pedir auxilio», es donde transcurre la última obra del madrileño José Vicente Pascual, quien con anterioridad se había acercado al mundo ibero con La diosa de barro , a las postrimerías del siglo XVI con La Hermandad de la nieve y a la heroica y aventurera vida de Blas de Lezo con Almirante en tierra firme . Se trata de un ínterin histórico en el que, no obstante, existen algunas fuentes, como La Crónica de Idacio . De ellas se vale nuestro autor como trampolín para elevar una poderosa y apasionante narración donde la ficción pronto deja de valerse de la muleta de la realidad para adentrarse en los territorios de una imaginación en la que no están excluidos —como ocurre, por ejemplo, en Juego de Tronos — ciertos ribetes mágicos. Vándalos, halaunios y suevos combaten por las riquezas montañesas de Vadinia, ciudad con el alma de oro situada en los Picos de Europa.

Una novela sobre intrigas de poder, batallas y amoríos en la que se impone la solvencia de una prosa donde la construcción de personajes y diálogos es soberbia, sin que falte —ya va siendo una constante en los últimos títulos de Pascual— la presencia de un protagonista femenino tan sugerente y maravilloso que descuella sobre todos los demás.