Diario de León

El tren como hilo conductor del relato

Publicado por
MARTA PRIETO SARRO
León

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El tren burra y Buenseñor

Julián González Prieto. Ed. Monte Casino. Zamora, 2010. 312 pp.

Creo que, para evitar confusiones, resulta obligado comenzar señalando lo que este libro no es: una historia del tren burra. La apreciación me parece oportuna porque sería fácil hacerse una idea errónea a partir de su título: El tren burra y Buenseñor . Sin embargo, es evidente que por sus páginas se extienden los humos y sonidos de aquel tren al que, quienes lo conocieron, recuerdan con melancólica y entrañable familiaridad. Tal es, claramente, el caso de Julián González Prieto, autor de este El tren burra y Buenseñor , para el que lo de la familiaridad tiene una justificación fundamental pues su padre fue maquinista de aquel tren nacido en 1912 y malamente abandonado en vísperas de los años setenta. Julián González convierte al tren en hilo conductor de un relato que abarca, con grandes saltos, apenas cuatro años de la vida del chiquillo que es su protagonista a través de cuyos ojos los lectores pueden contemplar cómo se vive en la Tierra de Campos, y de manera más concreta en Villafrades, de donde son oriundos la mayoría de los personajes, y pueden asimismo escuchar cómo hablan unas gentes rurales que a todo, absolutamente a todo, le ponen un nombre preciso. A ello hay que añadir el habla de El Muco y la Marga, un matrimonio gitano que parla romí y cuyas palabras precisan obligada traducción.

El relato discurre por Villafrades (con las peculiaridades de la fiesta de la Virgen de Grijasalbas), Valladolid, Medina de Rioseco, Palencia-¦y también por lugares de León (Mansilla de las Mulas, La Vecilla, Boñar) y Zamora, por donde discurren, en tren siempre que es posible, los pasos de El Muco y Jerónimo -“ Nimo -, chalanes de profesión. Con ellos, más precisamente con la historia de Nimo , comienza a cerrarse una narración que, presumo, tiene mucho (¿tal vez todo?) de autobiográfica y quedó suspendida, en forma de sombrero, allá por el año 52 en una caseta de era.

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