Diario de León

80 millones de plantas

Un cultivo de alta demanda. La técnica del injerto se utiliza en multitud de plantas en todo el mundo, pero el tomate es una de las más demandadas. Y más extendidas en España. El avance supone una importante repercusión económica, pero también medioambiental

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«El estudio de la viabilidad de los injertos centra mi investigación desde el trabajo de fin de grado, y ahora es el objetivo de mi tesis doctoral. Desde el primer momento me pareció tremendamente interesante. El injerto es una técnica agrícola muy antigua, que implica la unión de dos plantas en una sola, algo intrigante ya de por sí. Se trata de un procedimiento laborioso, y se emplea en multitud de cultivos ya que reporta numerosas ventajas, desde facilitar la propagación de una variedad hasta la de conferir resistencias a enfermedades o a la sequía. Por ejemplo, en la vid, por ley todas las plantaciones tienen que realizarse a partir de injertos. Desde el trabajo de fin de grado mis directores y yo hemos establecido una nueva línea de investigación que se propone comprender mejor cómo se producen los injertos y cómo pueden mejorarse».

Aunque la primera intención fue investigar sobre los injertos en la vid, al final la planta elegida para la tesis fue el tomate. «Se trata de un cultivo hortícola mundialmente extendido y altamente demandado, en el que se emplea esta técnica de forma mayoritaria. Solamente en España, se producen aproximadamente 80 millones de plantas de tomate injertadas al año. Por lo tanto, un incremento del rendimiento de esta técnica tendría una importante repercusión económica».

Pero los resultados de la investigación van mucho más allá. «El injerto en tomate es una alternativa al tratamiento con químicos, ya que el portainjerto aporta resistencia a numerosas enfermedades. Además, aumenta el vigor de la planta y puede conferir resistencias a la salinidad o sequía».

Y es que las ventajas de  injertar  son  múltiples y con diversas motivaciones. «Actualmente los  injertos  están siendo más demandados  para la reducción de agroquímicos, ya que el  injertado  puede evitar tratar a las plantas con alguna de estas sustancias».

Las ventajas del injerto

Las aplicaciones de la invetigación que lleva a cabo Carlos Frey van así más allá de la viabilidad del injerto entre dos plantas, y alcanzan un aspecto cada vez más valorado desde el punto de vista medioambiental, como es la reducción del uso de agroquímicos en los cultivos y la utilización de las técnicas biológicas para el control de las plagas y problemas que tienen las plantas. Lo que supone un ahorro económico, pero sobre todo un avance desde el punto de vista de la sostenibilidad.

«El conjunto de la investigación me pareció desde el primer momento tremendamente interesante. Ya había tenido un cierto contacto con tema, ya que en mi pueblo, Cacabelos, mi familia tiene desde cerezos a vides injertadas, también tomateras cada año. Poco después realicé el trabajo fin de máster sobre el mismo tema y ahora la tesis doctoral. El injerto es una técnica agrícola muy antigua que supone la unión de dos plantas en una sola, algo intrigante de por sí».

El injerto «es un procedimiento laborioso pero que se emplea en multitud de cultivos ya que reporta numerosas ventajas, desde facilitar la propagación de una variedad hasta la de conferir resistencias a enfermedades o a la sequía. Por ejemplo, en la vid, por ley todas las plantaciones tienen que realizarse a partir de injertos. Mis directores y yo hemos establecido una nueva línea de investigación que se propone comprender mejor cómo se producen los injertos y cómo pueden mejorarse».

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