En continua formación
PREMIO FIN DE CARRERA. El ingeniero leonés recibe ahora el premio nacional por su expediente, y fue también premiado por sus notas en la ESO. Sigue formándose, ahora en bioestadística y analítica. La ciencia de datos
Jonathan del Campo Díaz acaba de recibir a mediados de este mes el primer premio nacional Fin de Carrera de Ingeniería Mecánica del curso 2016-2017, que se publicaron a mediados de este mes. Un premio que concede el Ministerio de Educación a través de un sistema de puntuación que analiza el total de la puntuación sobre la media de toda la promoción, y que tiene en cuenta méritos adicionales como la participación como becario en colaboraciones en departamentos, participar en el programa Erasmus, otros premios,... Su nota en la ingeniería fue de 9,72, sobre una media de su promoción de 6,67. Además, Del Campo fue premio extraordinario en la ESO de Castilla y León.
Su trabajo de fin de grado lo realizó en el grupo de investigación de José Valle Pua y Lidia Sánchez, sobre el efecto termoelástico e implementación computacional del método Duhamel-Neuman, de resistencia de los materiales.
El trabajo fin de master se centró en los sistemas de visión por ordenador de vehículos, para determinar fallos en las pinturas. «Cuando se pinta una carrocería pueden aparecer motas que al final den un defecto. Se trataba de desarrollar un sistema de cámaras en las que el vehículo pasa por una estación que hace fotos en diferentes posiciones con sistemas de visión por ordenador. Las sombras que proyectan los fallos evidencian dónde están los defectos, de forma más fácil que con las inspecciones oculares».
Nuevos masters
Ahora el ingeniero leonés está terminando un master en bioestadística. «Deste el instituto me gustaba la biología, sobre todo la genética. Con la llegada del covid vi la oportunidad de compaginar el trabajo con estos estudios. Al fin y al cabo la ciencia de datos no deja de ser estadística aplicada, sirve para hacer análisis. Por ejemplo, de supervivencia para enfermedades. Se analizan cuáles son los factores más importantes que determinan esta supervivencia, tiene bastante analogía con el análisis de la fiabilidad de los componentes, que es lo que hace el mantenimiento predictivo. Se trata de modelizar situaciones y consecuencias».
Desde agosto estudia también un master de analítica en la Georgia Tech de Atlanta (on line), una de las universidades con mayor reputación en este campo.
También ha dado charlas a los estudiantes de Ingeniería Mecánica de la ULE. «Hice un mapa conceptual de los trabajos que se desarrollan en una empresa de automoción a nivel mundial. En la universidad no pueden prepararte para todos ellos, ni siquiera estando en la empresa puedes saber todas las posibilidades que hay». Por eso defiende que «en la universidad hay que desarrollar una forma de pensar, que es la que te va a permitir trabajar y desarrollar una actividad en las mejores condiciones. Se trata de tener las herramientas, el fundamento teórico para desarrollar después las soluciones que necesitan las empresas».
Y advierte: «Todo eso cambia con el tiempo. Hace diez años mi puesto ni siquiera existía. La universidad tiene que encontrar la fórmula para por un lado formar en lo que demanda urgentemente el mercado laboral, y por otro en la flexibilidad para modificar la posición para la que te han preparado. Tener una base lo más abierta posible».
Porque «al fin y al cabo las empresas lo que necesitan es interconectar los distintos campos. Hay que especializarse, pero con esta capacidad de conectar».