Diario de León

Desarrollo industrial

Fertilizantes a medida

Una agricultura más sostenible gracias al cambio en la cadena de valor de los fertilizantes, que a través de la valorización de los biorresiduos incremente la productividad de los suelos y la gestión de los residuos. Economía circular para el campo en el proyecto B-Ferst

León

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Convertir los problemas de gestión de residuos en oportunidades de mercado para las materias primas de origen orgánico y valorizar los biorresiduos con un «enfoque circular de la economía verde». Es decir, conseguir nutrientes renovables para el sector agrícola a través de desarrollos industriales. El proyecto europeo B-Ferst, en el que trabaja el Grupo de Ingeniería Química, Ambiental y de Bioprocesos de la Universidad de León, avanza en lo que denominan el «cambio de paradigma en la cadena de valor de los fertilizantes». Para lograr una agricultura intensiva más sostenible, que responda al reto de alcanzar la producción que demanda el mercado de alimentos actual a través de sistemas más racionales sobre las materias primas y menos contaminantes, el grupo internacional de investigadores en el que participa el grupo de la ULE desarrolla ocho fertilizantes innovadores que serán validados en cuatro zonas agroclimáticas diferentes, entre ellas España. El objetivo final es lograr una economía rural competitiva en la Unión Europea.

El proyecto europeo, que en el grupo de investigación leonés coordinan Antonio Morán Palao y Fernando González Andrés trata de responder al «desafío actual del sector agrícola: aumentar la productividad de la tierra de manera sostenible. La especialización agroalimentaria de las últimas décadas ha comprometido la presencia de nutrientes en el suelo, y para revertir esta tendencia la industria de los fertilizantes debe suministrar nutrientes renovables. Y eso sólo es posible mejorando la conexión entre el sector agrícola y las industrias de base tecnológica».

El proyecto europeo se enmarca en el Paquete Europeo de Economía Circular, y está coordinado por la empresa Fertiberia. Participan once empresas de seis países europeos. «Su principal objetivo es integrar la valorización de los biorresiduos en los planes de gestión agrícola mediante la creación de nuevas cadenas circulares y de base biológica. Se trata de cambiar el paradigma de los fertilizantes mediante el desarrollo de ocho productos innovadores, que proporcionarán a los suelos y cultivos nutrientes especializados mediante una dosificación a medida, adaptada a las necesidades de los agricultores de forma que mejoren tanto su producción como la sostenibilidad de sus explotaciones».

el objetivo del proyecto es integrar la valorización de los biorresiduos en los planes de gestión agrícola a través de desarrollo de fertilizantes innovadores, que proporcionan nutrientes especializados

El grupo de investigación de la Universidad de León tiene encargadas en este proyecto las tareas de desarrollo industrial, y las pruebas agronómicas y de gestión, además de dirigir la Oficina de Proyecto. «Nuestra responsabilidad es el proceso tecnológico industrial de los nuevos productos, y de las pruebas de desarrollo agronómico, para promover esta sostenibilidad a través de la mejora en la relación entre la industria y la agricultura», explican.

La iniciativa desarrolla nuevos fertilizantes a partir de biorresiduos. DL

En conjunto el proyecto B-Ferst valoriza los residuos biológicos subexplotados para una gestión agrícola sostenible, y desarrolla ocho nuevos fertilizantes verdes que serán vendidos «a precios competitivos», y que están basados en la recuperación de los nutrientes de otros residuos. «Este proyecto reducirá la dependencia de las materias primas, porque reemplazará entre un 15 y un 40% de los componentes de los fertilizantes por biorresiduos; y además mejora la sostenibilidad de estos productos y su gestión en la agricultura. Más allá, consigue que se reduzca el consumo de agua y energía, y también la huella de carbono, que baja en aproximadamente un 10%. En definitiva, mejora la economía de los agricultores gracias al desarrollo de nutrientes hechos a medida».

Se trata de una iniciativa en la que el Grupo de Ingeniería Química, Ambiental y Bioprocesos viene trabajando desde hace tiempo a través de distintos proyectos. «La industria de los fertilizantes tiene como misión proveer nutrientes a los cultivos agrícolas, y en los últimos años los esfuerzos en I+D+i se centran en la utilización de fuentes renovables para este fin. A mayores, de lo que se trata es de dosificar los nutrientes minerales que necesitan los cultivos, de forma que las dosis se adapten a las necesidades de cada situación».

Los cultivos pueden recibir con estos nuevos fertilizantes nutrientes hechos a medida

Por eso «la simbiosis entre los sectores industrial y agrícola desempeña un papel esencial en la estrategia de gestión sostenible». Una cooperación en la que el proyecto europeo define tres prioridades. «La primera se refiere a un uso más sostenible y más eficiente de los recursos. Por eso la industria y la agricultura deben trabajar de forma conjunta. La industria de los fertilizantes provee a alrededor de 12 millones de epxlotaciones agrarias de la Unión Europea, para una superficie de siembra de 175 millones de hectáreas. Un sector que además emplea directamente a 130.000 personas».

Por eso los agricultores necesitan disponer de nutrientes para sus cultivos. «Pero deben hacerlo además a precios asequibles. En este escenario, el uso de materias primas procedentes de biorresiduos para la fabricación de esos fertilizantes es una vía aún poco explotada, aunque está demostrando que permite reemplazar a las materias primas convencionales que proceden de los recursos no renovables». Los dos investigadores destacan «por ejemplo residuos como los estiércoles, los procedentes de las industrias agroalimentarias o los lodos de las depuradoras de aguas residuales, que serán considerados como materias primas de primer orden para la fabricación de fertilizantes minerales. Además, esta reutilización permitirá solucionar los problemas derivados de la gestión de estos deshechos, y no sólo eso, sino convertirlos en oportunidades para crear un mercado interno real para las materias primas secundarias de origen orgánico en la UE».

Economía circular verde

Los dos investigadores señalan que otro de los objetivos del proyecto europeo es la «búsqueda de una logística rentable, que esté optimizada para un enfoque circular verde». Algo que se consigue «con un enfoque de diversidad. La próxima generación de plantas de fertilizantes debe de utilizar múltiples materias primas a través de un solo proceso, o combinando varios de ellos. Y todo ello permitirá contar con un amplio espectro de nuevas materias primas valiosas y comercializables».

En estas nuevas plantas de fertilizantes tendrán un papel protagonista cenizas, estruvita, compost y otros residuos de origen biológico. «Para optimizar los procesos tanto la recolección como el almacenamiento, transporte, pretratamiento y reciclaje de los residuos será fundamental, La biomasa residual tendrá un papel protagonista».

Al final, el objetivo de todo el proceso es la «mejora de la calidad de los suelos. Una mejor productividad puede lograrse a través de la aplicación de fertilizantes mejorados con la edición de bioestimulantes de los cultivos, lo que mejorará los resultados de las cosechas en el campo».

Los cultivos mejoran productividad y sostenibilidad. MARCIANO PÉREZ

El proyecto incide en las invetigaciones que se llevan a cabo para poner en valor los biorresiduos de distinto tipo, con lo que se consigue un doble objetivo: una mejor gestión de deshechos que provocan graves problemas medioamentales, y una mejora en los productos que se aplican a las explotaciones agrícolas. No sólo con componentes recuperados y naturales, sino con métodos que consiguen la aplicación exacta de los nutrientes y las dosis adecuadas.

El proyecto europeo incide en que se trata además de una oportunidad para el mercado agrario europeo, y para el que gestiona y comercializa este tipo de materias. «Se trata de crear nuevas cadenas de valor circulares, utilizando residuos biológicos para garantizar un suministro seguro y sostenible de materia prima. Se desarrollan fertilizantes a través de los tratamientos de estos residuos, que permitirán a los agricultores aumentar su productividad de forma sostenible y ecológica».

Una mejora en las relaciones entre los agricultores y las industrias que no sólo aumentará y mejorará la producción, sino que reducirá la huella ambiental de los cultivos.

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