Diario de León

LA MINERÍA URBANA

TIEMPOS DE ECONOMÍA CIRCULAR. En estos tiempos en que se valora la sostenibilidad en forma de economía circular y de minería urbana, los cascotes de la construcción no se llevan al vertedero, adquieren

Edificio en proceso de derribo. efe

Edificio en proceso de derribo. efe

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León

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Reciclar el material de construcción se vuelve más importante en estos tiempos de búsqueda de la sostenibilidad. De los derribos se obtienen escombros reutilizables, que se desmenuzan, se criban, se clasifican y se procesan y el mineral reciclado se vuelve a utilizar como material de construcción. También la maquinaria de construcción conoce la economía circular, ya que mediante la compraventa, las máquinas usadas obtienen una segunda vida.

Como en cualquier oficio hay desperdicio, en la obras también se amontonan las sobras. Y cuando se trata de un derribo, se acumula una cantidad ingente de escombros. En estos tiempos en que se valora la sostenibilidad en forma de economía circular y de minería urbana, los cascotes de la construcción no se llevan al vertedero, adquieren la consideración de recurso.

Un edificio se puede derribar por voladuras o con excavadoras. El trabajo se realiza con pinzas, sierras, martillos, taladros o con la legendaria bola de derribos. El edificio se desmonta pieza a pieza, de modo que cada material se pueda retirar por separado. Eso facilita la reutilización. Las piezas desprendidas de forma descuidada se desmenuzan para separar los diferentes materiales. De esta manera se obtienen residuos de madera, hormigón, metal y plásticos.

La madera de derribo, generalmente, solo sirve para la quema. También es poco probable que las piezas sintéticas, como los marcos de las ventanas, se puedan reutilizar. Con el metal es diferente. Y también los materiales minerales como el hormigón, los recubrimientos, el mortero, el pavimento y las tejas se pueden reciclar en su mayor parte.

La intervención de la trituradora permite convertir el escombro bruto en grava útil.

Para reutilizar el hormigón, las tejas y otros materiales de derribo, primero se tienen que desmenuzar. Para ello se utilizan trituradoras de piedra. Las trituradoras, contrariamente a los molinos, no trabajan en el ámbito del grano fino, sino que producen grosores de grano en un rango grueso a medio.

Las trituradoras se clasifican por su concepto de procesamiento: reducen por compresión, impacto o fricción. La machacadora de mandíbulas es una trituradora por compresión muy utilizada en la primera etapa de procesamiento. Está pensada para partir de forma tosca y reduce el diámetro de la piedra en un coeficiente de entre 3 y 5. Transforma los trozos de dos metros en diámetros inferiores a 0,5 m. Entre una mandíbula fija y una mandíbula móvil se forma un espacio en forma de cono para el impacto, que recibe el producto desde la parte superior. Las rocas se comprimen entre las mandíbulas hasta que se quiebran en trozos más pequeños. Una vez los fragmentos son inferiores al diámetro del orificio de salida, los granos caen al contenedor del producto final.

Estas máquinas siempre producen fragmentos en diferentes grosores, de modo que hay que cribar y clasificar por grosores para su procesamiento posterior. Las piezas mayores pasan a la trituradora de cono o de rodillos y los cantos rodados, al molino de bolas para transformarlo en material más fino. De esta manera, a partir de los escombros se obtiene piedra partida, grava y arena, según a qué fin esté destinado el material reciclado.

El material de origen mineral se puede reutilizar una vez procesado. El hormigón reciclado se utiliza a menudo como base para carriles y aceras, pero también como material de drenaje para el tendido de tuberías y cableados. También se emplea en terraplenes y vías férreas. Alrededor de las tres cuartas partes del material reciclado termina así, como soporte de otro proyecto.

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