Diario de León

León, en el ADN del alzhéimer

CRUCE DE CAMINOS GENÉTICO. Castilla y León es, por su situación geográfica, un histórico cruce de caminos genético del norte de Europa, el área mediterránea y el norte de África. Un tesoro que puede ofrecer claves para la detección precoz del alzhéimer

Leticia Sánchez Valdeón, en su despacho de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de León. FERNANDO OTERO

Leticia Sánchez Valdeón, en su despacho de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de León. FERNANDO OTERO

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El objetivo es caracterizar el polimorfismo de la apolipoproteína E (ApoE) en los familiares de los enfermos de alzhéimer de Castilla y León. Con el objetivo de adelantar los riesgos genéticos y la detección de la enfermedad, y también su tratamiento. Aunque por encima de todo está el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que sufren la dolencia. Una prioridad que marcan tanto Naciones Unidas dentro de su agenda 2030 de Desarrollo Sostenible como el Plan Nacional de Alzhéimer y otras Demencias. Una iniciativa que nace de la vocación de la enfermería y cuenta con el respaldo de la investigación de la Universidad de León. Ha sido premiada por el Consejo General de Enfermería (y dotado con 10.000 euros), porque da visibilidad a las aportaciones de la profesión enfermera a las investigaciones y los resultados de la salud. Y es un paso más en la carrera de su investigadora principal, Leticia Sánchez Valdeón.

La investigación que desarrollan se centra en el polimorfismo del gen ApoE, pero se enmarca dentro de un enunciado mucho más ambicioso: el alzhéimer como prioridad sociosanitaria. Y ese es uno de los grandes objetivos de toda la investigación que Sánchez Valdeón y el resto del equipo tienen fijada: «Las pretensiones del proyecto están en consonancia con una de las finalidades más importantes del trabajo enfermero, que es mejorar la calidad de vida de las personas».

Todos los organismos señalan al alzhéimer como una prioridad social y sanitaria. Naciones Unidas insiste en que «el abordaje de las demencias es una prioridad de salud pública, y un problema social y sanitario de primer orden. Se ha convertido en la gran epidemia silenciosa del siglo XXI, y el gran reto para la sostenibilidad de cualquier sistema social y sanitario».

Sánchez Valdeón es la investigadora principal del proyecto premiado, en un equipo que forman también Ana Isabel González Cordero, Inés Casado Verdejo, Enrique Bayón Darkistade, Jesús Antonio Fernández Fernández, Carlos Méndez Martínez, Isaías García Rodríguez, Ana Llorente del Pozo e Isabel Dávila Dorado.

Según explica Leticia Sánchez Valdeón, que es profesora del Departamento de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de León, «en la genética de la enfermedad de alzhéimer se puede hablar de dos tipos de genes: los deterministas, cuya posesión es causa suficiente para sufrir la demencia en enfermedades tempranas, y los genes de riesgo, cuya presencia en un individuo incrementa estadísticamente la posibilidad de sufrir las alteraciones neurológicas de la enfermedad, pero no garantizan que vaya a desarrollarse».

La investigación que llevan a cabo «busca caracterizar el polimorfismo de la ApoE en la población usuaria de las asociaciones de familiares de enfermos de alzhéimer de Castilla y León». Sánchez Valdeón trabajó en el centro de esta enfermedad en León. «Los castellanos y leoneses, por la situación geográfica del territorio como cruce de caminos, han recibido múltiples aportaciones genéticas tanto del norte de Europa como del área mediterránea y del norte de África».

El proyecto se inició hace dos años, y finalizará en un plazo de otros dos. «Comenzó con muestras procedentes de la asociación de familiares de enfermos, y eso es una fortaleza, porque los resultados obtenidos presentan una alta fiabilidad».

Las muestras se han obtenido con un kit bucal que a través de un bastoncillo recoge células epiteliales del interior de la mejilla (un proceso fácil incluso para personas enfermas que no colaboran). Las muestras de saliva se procesan en el laboratorio para purificar DNA genómico, que luego se almacenan a -20ºC. «A partir de ahí se trabaja para obtener la información de forma precisa».

TRATAMIENTO

Los avances obtenidos «abren la vía tanto al entendimiento del desarrollo del alzhéimer como a su posible tratamiento y prevención».

La investigadora destaca que «la función general de la ApoE es la de transportar y distribuir triglicéridos, fosfolípidos, ésteres de colesterol, colesterol en células y tejidos. Además, realiza diversas funciones en el sistema nervioso. Por ejemplo, previene de la excito-toxicidad, protege a las neuronas del estrés oxidativo, fomenta la supervivencia de las neuronas y participa en la modulación de las respuestas inmunes innatas y adaptativas».

Además, destaca Sánchez Valdeón, «ha sido vinculada a la neurobiología desde hace años, y parece desempeñar un papel importante en varias enfermedades neurológicas».

Por todo esto, «caracterizar el polimorfismo ApoE en la población puede darnos mucha información sobre su estado de salud. Y, lo que es más importante, sobre cómo mejorarlo o preservarlo».

En el aspecto científico, «el interés del estudio radica en la idea de que la presencia de la variante ApoE4 es el principal factor de riesgo genético para padecer la enfermedad de alzhéimer». Este gen está representado en el brazo largo del cromosoma 19, y «se muestra polimórfico en humanos, con presencia de los alelos ApoE2, ApoE3 y ApoE4».

Además diferentes estudios llevados a cabo muestran que quienes portan el alelo 4, que son el 27% de la población caucásica, «suelen tener elevados niveles de colesterol total y LDL-colesterol, y muestran menor respuesta al tratamiento con estatinas, así como una reactividad exagerada a los cambios de la dieta».

Por otra parte «otra idea interesante es que la presencia de este ApoE4 se ha asociado con la menor capacidad para detoxificar el mercurio, sobre todo en casos homocigóticos. Es decir, que han heredado el ApoE4 de ambos progenitores». En estos casos es necesario vigilar más estrechamente «y controlar más precozmente los niveles de mercurio». A mayores se ha asociado el ApoE4 con la menor capacidad de recuperación tras un traumatismo craneal, «por lo que sus portadores son más vulnerables al daño neuronal postraumático».

OBJETIVOS INTERNACIONALES

El caso es que la investigación desarrollada desde el equipo de la Universidad de León se enmarca además entre los cuatro ejes de actuación que establece como preferentes la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Que se concretan en diez objetivos, de los cuales el trabajo liderado por Leticia Sánchez Valdeón «incide claramente en los tres primeros, porque sirve para reducir el impacto de la enfermedad y contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas con alzhéimer y sus familiares cuidadores». En concreto, se refiere a diseñar políticas preventivas de esta enfermedad, mejorar el diagnóstico precoz, y fomentar la investigación sobre las causas, la prevención y el tratamiento de la dolencia.

Entre los descubrimientos aportados por el grupo de investigación de la Universidad de León al conocimiento del alzhéimer los científicos señalan que se ha identificado a una portadora de un gen (PSEN1) que es «determinante autosómico dominante en el desarrollo de la enfermedad de forma precoz, el más importante del mundo. Sin embargo, esta persona tiene 70 años y no ha desarrollado más que un ligero deterioro cognitivo. Es decir, lleva 30 años de retardo sobre lo previsto en el desarrollo de la enfermedad». Se trata además de una mujer que «presentaba dos copias del gen de la ApoE3, con una mutación. Y eso, aparentemente, la ha protegido frente a la enfermedad, a pesar de presentar niveles de amiloide cerebral anormalmente altos».

Según la investigadora, «este descubrimiento abre una vía tanto en el entendimento del desarrollo de la enfermedad de alzhéimer como en su posible tratamiento y prevención».

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