Diario de León

móviles. la revolución pendiente

bilbao ha servido de presentación para el Fairphone, un teléfono móvil «ético» que «se involucra» en problemas sociales. E l Fairphone 2 es el primer teléfono modular del mercado calificado de «ético» por su modelo de producción. Un móvil que «se involucra» en los problemas sociales ocultos tras la fabricación electrónica, como la explotación laboral, que intenta «cambiar desde dentro». Esta es su historia.

El cofundador de la empresa social Fairphone Miquel Ballester, con la placa de su teléfono modular.

El cofundador de la empresa social Fairphone Miquel Ballester, con la placa de su teléfono modular.

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efe | redacción

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Miquel Ballester, cofundador de la empresa social Fairphopne Miquel Ballester, ha participado este pasado fin de semana en el Festival de Tecnologías Creativas Maker Faire, en Bilbao.

Ballester, en explicaciones a Efe, explicó que el proceso de producción del Fairphone se apoya en cuatro «pilares»: controlar el origen de los materiales y que éstos no provengan de minas controladas por «señores de la guerra» en África, velar por las condiciones laborales con las que se fabrican, hacer aparatos que duren más y reciclar los móviles.

Fairphone ha vendido unas 75.000 unidades de su primer modelo, que no era modular, y unas 70.000 del número 2, por ahora únicamente en Europa.

Ballester recuerda que este teléfono es una iniciativa holandesa que comenzó en 2010 como una campaña de concienciación de «los problemas sociales que hay detrás de la producción de la electrónica» y que en 2013 se convirtió en una empresa social.

En cuanto al origen de los materiales para fabricar los móviles, su empresa tiene «cadenas de suministro trazadas» para conocer de qué mina vienen los «materiales de conflicto»: estaño, tantalio (coltán), boro y el tungsteno. En zonas como el este del Congo, donde se extrae coltán, «hay minas bajo la influencia de los ‘señores de la guerra’ pero también hay minas que están haciendo muchos esfuerzos para mantenerse fuera de este conflicto, y esas son con las que trabajamos», explica.

Ballester resalta que su empresa trabaja también para la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores que fabrican los móviles, como hace en China. «Nos centramos muchos en mejorar con los proveedores la representación de los trabajadores, que puedan libremente hablar de sus problemas e intentar solucionarlos».

El cofundador de Fairphone resalta también que con estas actuaciones, que han llevado a calificar este teléfono de ético», su empresa no quiere «hacer un producto con el que el consumidor se pueda sentir bien. Al revés, es un producto que se involucra en los problemas y los intenta cambiar desde dentro».

El tercer pilar básico de la empresa se centra en el diseño, con el objetivo de que los teléfonos «duren más, no menos, como estamos viendo», lo que también contribuye a una menor «huella medioambiental». Por ello han hecho modular el Fairphone 2, el primero del mercado, que se puede reparar de una forma «muy fácil». «Queremos mantener este producto funcionando en las manos de los consumidores al menos cinco años, que es mucho más de la media, que ahora está en dos años o menos, y en muchos países de Europa son 18 meses. Queremos que la obsolescencia se ralentice lo máximo posible», insiste. El móvil «tiene una carcasa muy fácil de quitar» y reemplazar, y «si se te rompe la pantalla, que es el accidente número uno en los smartphones, «con éste en dos movimientos cambias la pantalla», añade. «Supone pasar de una reparación que antes hubiera costado 200 o 250 euros en un servicio oficial, a una que te cuesta 80 euros».

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