Diario de León

N1. La voz de las leonesas represaliadas

Beatriz García Prieto. Premio Extraordinario de la ULE, investiga el franquismo y quiere entrar en el Csic .

Beatriz García Prieto, en un acto en la Universidad.

Beatriz García Prieto, en un acto en la Universidad.

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susana vergara pedreira | león
León

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Ha investigado un tema tabú. Y no se rinde, quiere seguir haciéndolo. Quién le iba a decir a Beatriz García Prieto que con sólo 24 años se iba a convertir en la voz de las mujeres leonesas represaliadas por el franquismo. Ha estudiado en profundidad los métodos represivos empleados por el régimen de Franco durante la guerra civil y la postguerra contra las mujeres republicanas o ligadas a la república en León entre 1936 y 1950. «Estas leonesas sufrieron, además de una dura estigmatización social, dos tipos de reprensión: por un lado la represión genérica que afectó a ambos sexos y que utilizaba métodos como los fusilamientos, los encarcelamientos, el exilio y destierros, la represión económica o la represión laboral, y por otro ellas sufrieron además una represión específica que afectó solamente al género femenino y atacaba los rasgos sexuales y femeninos de las mujeres. Algunos ejemplos de esta represión específica son las violaciones, las rapaduras de pelo, la ingestión obligada de aceite de ricino, las continuas humillaciones públicas asociadas a su sexo, la obstaculización de la maternidad, la separación de los niños de sus madres...», explica Beatriz García Prieto.

Un catálogo de horrores que le hizo profundizar en qué les sucedió al resto de las leonesas, las que no eran adeptas a la república pero vivieron bajo el yugo del franquismo. Un catálogo de injusticias. «Aunque en el estudio me centro en las ‘mujeres vencidas’ o las ‘mujeres de rojo’, es decir, las mujeres de los vencidos republicanos, también dedico un espacio a las mujeres leonesas en general, que fueron relegadas a un plano secundario, doméstico, en el que sólo podrían desempeñar los papeles de madre y esposa. Además, perdieron los derechos y libertades que habían ido conquistado durante la II República en su camino a la igualdad de género y sufrieron, en su vida cotidiana, una fuerte represión ideológica, moral y de comportamiento», añade esta joven investigadora. Hizo el trabajo enfrentándose además a un vacío histórico. Por eso quiere seguir, no quiere abandonar.

«Debido a la escasez de información referente a la historia de género en León durante el franquismo, la inexistencia de investigaciones referentes a la represión femenina franquista en León y a los consejos que he recibido por parte de profesores de la Universidad, como Javier Rodríguez, mi director en el trabajo, he decidido seguir adelante con esta temática en mi doctorado para contribuir al conocimiento del ejercicio represor franquista a nivel provincial y nacional», anuncia. A analizar el pasado, a conocerlo para poder entender no sólo el presente, también el futuro, le enseñó su padre. Entre visitas a museos y librerías en busca de publicaciones sobre temas históricos y viajes a lugares históricamente relevantes de España, le mostró la importancia de valorar la historia «que en cierto modo nos hace ser como somos», apunta. Sorprende saber que estudiar historia no fue su primera opción. Una semana duró en el Edificio Darwin, el tiempo necesario para comprender que la biología no era su camino. «La verdad es que la decisión no fue fácil. Tuve que iniciar una carrera de una rama totalmente distinta para darme cuenta de que las humanidades, y particularmente la historia, era el ámbito al que me quería dedicar. Para sorpresa de muchos, por fortuna me di cuenta de que en la Facultad de Biología no pintaba nada y decidí ir al lugar al que primero debería haber ido: la de Filosofía y Letras, para entrar en Historia», recuerda esta leonesa de Cimanes del Tejar.

A lo que le gusta

Ahora sabe que fue una elección correcta. «Cada uno debe dedicarse a aquello que, no sólo le gusta, sino que también le llena por dentro y le permite enriquecerse como persona. La Historia lo ha hecho conmigo», explica. Mira a otro pasado, al suyo, y recuerda a Pilar Zazo, su profesora de infantil y primaria a la que rinde un homenaje: «Ella levantó los cimientos sobre los que hecido construyendo mi formación». Mira al presente y lamenta la falta de apoyo a la investigación, sobre todo a la histórica. «La situación tiene que cambiar y España debe volver a ser un país en el que se invierta en I+D y que ofrezca oportunidades a los universitarios que forma», exige. Mira al futuro, al suyo, y se ve trabajando en un archivo e investigando en el Csic. «Pueden ser metas muy altas, pero lucharé por ellas». Como ya hecho para dar voz a miles de mujeres que fueron silenciadas a la fuerza.

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