Diario de León

CINCO PILOTOS DE MUESTRA

PLANTAS A ESCALA. El proyecto cuenta con un presupuesto de 10 millones de euros, de los que la ULE gestiona 892.000, y que incluye la construcción y puesta en marcha de plantas de producción de nuevas sustancias para comenzar el escalado industrial

Los investigadores del Grupo de Ingeniería Química Ambiental y Bioprocesos de la Universidad de León. fernando otero

Los investigadores del Grupo de Ingeniería Química Ambiental y Bioprocesos de la Universidad de León. fernando otero

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El consorcio que forma el proyecto de investigación europeo B-Ferst construirá dos plantas de demostración industrial, una en las instalaciones de Fertiberia en España y otra en la instalaciones de Novamont en Italia. El proyecto se desarrolla en España, Italia, Francia, Polonia y Ucrania. «El conocimiento y las buenas prácticas se transferirán y reproducirán tanto a nivel local como en otras áreas», señalan los responsables del proyecto; que añaden que el objetivo es «facilitar y promover la participación directa de los agricultores, como usuarios finales, en toda la cadena de valor. Con la finalidad de que se cree el entorno adecuado para que este tipo de productos tengan una mejor aceptación en las explotaciones agrarias».

El Grupo de Ingeniería Química, Ambiental y Bioprocesos de la Universidad de León, bajo la dirección de Antonio Morán Palao y Fernando González Andrés, cuenta con una financiación de 892.000 euros dentro del presupuesto global de casi 10 millones de euros del proyecto. Su tarea es ocuparse de las tareas de desarrollo industrial, pruebas agronómicas y gestión, además de la dirección de la oficina del proyecto. El presupuesto de esta iniciativa de economía circular verde pasa también por la construcción y puesta en marcha de varias plantas de producción de nuevos fertilizantes, en el nivel de demostración industrial.

Unas plantas en las que se pretende cambiar «la percepción del mercado de fertilizantes en la agricultura intensiva, porque se introducen nuevas cadenas de valor integradas y sostenibles, que permitirán que sean los biorresiduos los que garanticen el suministro seguro y sostenible de materia prima».

Además, «este enfoque de la industria de fertilizantes contribuirá a descarbonizar el sector de los fertilizantes, ya que se sustituyen productos de origen fósil por otros de origen biológico. La previsión es que la huella de carbono se reduzca al menos en un 10% en esta primera fase, lo que tendrá un impacto determinante en la sostenibilidad de la industria de los fertilizantes».

Para desarrollar todas estas facetas del proyecto, B-Ferst es un consorcio compuesto por un «equipo multidisciplinar con experiencia en toda la cadena de valor de los fertilizantes. Un equipo que incluye desde grandes empresas a pymes, entidades de investigación, organizaciones sin ánimo de lucro,...». Un total de 11 socios de 6 países diferentes.

Un recurso subexplotado

El objetivo final del proyecto europeo B-Ferst es «valorizar el recurso subexplotado de los biorresiduos, de forma que estos productos, que en realidad implican un grave problema de gestión, puedan convertirse en una oportunidad de rentabilidad económica y medioambiental. Se trata de que se cree un mercado interior en la UE de materias primas secundarias. Y que sean capaces de crear nuevas cadenas de valor circulares».

Con este objetivo, se conseguirá que los residuos biológicos puedan garantizar un suministro sostenible, pero también seguro, a través de la materia prima de biomasa. «Se trata de desarrollar productos fertilizantes de base biológica, y a la medida de las necesidades de los agricultores. Que podrán así aumentar la productividad de sus cultivos, pero sobre una base sostenible y ecológica. Lo que sólo se conseguirá con la colaboración entre industria y agricultores».

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