Diario de León

Protegidos, no ocultos

Una protección más amigable

No sólo los colectivos que necesitan ver los labios para comunicarse optan por las pantallas transparentes en la pandemia. Muchos negocios consideran imprescindible que rostros y gestos estén a la vista. La solución: pantallas termoconformadas

León

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Las medidas de protección exigidas por la pandemia de coronavirus no sólo han pasado todas las fases de recomendación, obligación, carencia de medios, suministros suficientes, evolución en los niveles de defensa,... También han puesto de manifiesto la importancia que en determinados ámbitos tiene el poder ponerle cara a las personas.

Y no sólo para los colectivos con dificultades auditivas que necesitan ver los labios para poder entender lo que les dicen, o en colectivos con dificultades como los autistas, que han evidenciado el problema de ocultar buena parte del rostro. También en negocios en los que la gestualidad y el contacto visual es determinante para la interactuación de las personas.

el prototipado y las pruebas de la pantalla termoconformada se ha desarrollado en la empresa leonesa

Una evolución y una carrera por adaptar todas estas necesidades a las exigencias sanitarias, también cambiantes, en la que ha estado presente desde el primer momento la empresa de fabricación aditiva León 3D. Ahora ha desarrollado y adaptado a las últimas normativas sanitarias las pantallas transparentes de protección termoconformada que se adaptan perfectamente a la cara, con lo que se consigue el doble objetivo de proteger y no ocultar.

La aventura comenzó con el encargo de una compañía hotelera, y ahora los modelos son utilizados en restauración, colegios, negocios de atención al público,... Una propuesta que supera ya las 50.000 unidades en el mercado, y cuya demanda obligó hace tiempo a realizar moldes para poder fabricar el producto en cantidad suficiente a través de inyección.

«Nosotros nos hemos encargado de hacer todos los prototipados, las pruebas, las adaptaciones que se han ido exigiendo,... Pero no tenemos capacidad para fabricar el volumen de unidades que se demandan, así que esa parte de proceso se hace ya fuera de nuestra empresa», explica Jesús Fernández, director general de la empresa.

León 3D fue una de las primeras compañías que se puso en marcha con el inicio de la pandemia, cuando la falta de material de protección a los sanitarios y el resto de los colectivos que siguieron en activo durante el confinamiento fue más apremiante. Sus impresoras no pararon ni un momento, realizaron entonces miles de soportes para colocar las pantallas de metracrilato que les facilitaron otras empresas locales, con las que colaboraron; y repartieron incansablemente protectores entre todos esos colectivos.

Cuando la dotación de material se normalizó, la empresa de fabricación aditiva recibió el encargo de una empresa de hostelería de diseñar unas mascarillas que protegieran a sus empleados, pero que fueran transparentes. Consideraban fundamental que recepcionistas, camareros y demás personal mostrase su rostro y sus gestos a los clientes, algo que las mascarillas de uso generalizado impiden.

León 3D diseñó entonces un soporte sobre el que colocar una pantalla de policarbonato transparente, y un mecanismo para colocar unas patillas, elaboradas también en 3D, que sujetaran con comodidad la estructura.

La protección ha sido comercializada por Maskall, está elaborada con material con propiedades antibacterianas y son reutilizables y lavables. Además, pueden ajustarse. Desde el primer momento se prestó atención también con esta propuesta a los colectivos con problemas de audición o problemas mentales, que necesitan especialmente las expresiones faciales para comunicarse. De la misma manera han sido demandadas en geriátricos, escuelas,...

Hasta el punto de que la pantalla se realizó en varias tallas, y tiene una adaptada infantil, cuya comercialización se acompaña además de una goma para que se adapte a la cara de los pequeños. Sobre todo para ellos se realizan también en diferentes colores. Y son muchas las escuelas en las que se utiliza esta protección.

«La normativa sanitaria fue cambiando, y las pantallas de protección que realizamos fue adaptándose a ella. Primero las hicimos más grandes, porque se estableció que era necesario que además de la nariz y la boca cubrieran los ojos. Y después se exigió que se adaptaran a la forma de la cara para que no hubiera espacios por los que pudieran entrar los virus», explica Jesús Fernández.

Esa fue la adaptación más complicada. «El último modelo es una pantalla realizada con el mismo material, pero está termoconformada para hacer la forma de la cara. Esta adaptación nos obliga también a realizar el producto en diferentes tallas, desde niños hasta adultos. El prototipado ha sido más complejo, pero al final el objetivo es que proteja de la manera más efectiva».

El resultado es que tanto colegios como empresas de distintos sectores han realizado pedidos para contar con una pantalla que protege del contagio y de contagiar, pero que muestra la cara de las personas que la utilizan. «Es una protección más amigable, y a eso se le está dando cada vez más importancia». concluye.

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