Diario de León

LOS ROBOTS INVISIBLES

FICCIÓN O REALIDAD. Robots tan pequeños que son invisibles para el ojo humano y capaces de ensamblarse a sí mismos uniendo y ajustando distintas piezas. Una investigación de científicos australianos y del Reino Unido los ha acercado un paso más a la realidad

Configuraciones de ‘nanobots’ compuestos por piezas denominadas ‘PolyBricks’ que se ensamblan a sí mismas. unw¡sw

Configuraciones de ‘nanobots’ compuestos por piezas denominadas ‘PolyBricks’ que se ensamblan a sí mismas. unw¡sw

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Robots tan pequeños que son invisibles para el ojo humano y capaces de ensamblarse a sí mismos uniendo, encajando y ajustando distintas piezas, puede parecer una idea de ciencia ficción, pero una investigación de científicos australianos y del Reino Unido los ha acercado un paso más a la realidad.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur, UNSW, en Sidney (Australia) ha dado un importante paso encaminado a sentar las bases de la arquitectura de los futuros ‘nanorrobots` o ‘nanobots´ de ADN.

En esta investigación se combinan tres conceptos: robot, es decir, máquina o ingenio electrónico programable capaz de manipular objetos y realizar operaciones; ADN , que es la molécula de las células que contiene la información genética en los seres vivos; y nanotecnología o desarrollo de materiales y sistemas a escala de nanómetros, o de millonésimas parte de un milímetro.

Los investigadores de la UNSW (www.unsw.edu.au) han desarrollado un método teórico de diseño para controlar la longitud de los ‘nanobots` de ADN, y ayudarlos a crecer de la manera correcta en las tres dimensiones, en ausencia de un molde o una plantilla que guíe su tamaño y crecimiento.

Según la UNSW, con este avance se ha superado un importante desafío en el camino hacia el diseño de los futuros ‘nanobots`, no solo para poder desarrollarlos a pequeña escala, sino también para utilizarlos en aplicaciones más grandes en el campo de la salud, como por ejemplo la curación de las heridas o la desobstrucción de las arterias.

«Estas nanoestructuras de ADN pueden ser útiles para construcciones de precisión a escalas nanométricas», explica a Efe el coautor principal de esta investigación, el doctor Lawrence Lee, del departamento de Ciencia de Molécula Única, de la facultad de Ciencias Médicas de la UNSW.

El doctor Lee y su equipo están desarrollando unas extraordinarias máquinas nanoscópicas, aprovechando la capacidad natural de las moléculas para autoensamblarse «sin cerebro», superando las tecnologías artificiales en cuanto a su funcionamiento, eficacia, escala y robustez, según informa la web de su laboratorio (https://sms.unsw.edu.au/lawrence-lee).

Uno de los trabajos punteros de este científico son los ‘nanobots` de ADN que podrán utilizarse para fabricar circuitos electrónicos, robots de administración de medicamentos o sensores capaces de detectar compuestos a escala molecular (por ejemplo para diagnóstico médico), según adelanta Lee.

Ya se venían efectuando investigaciones de este tipo utilizando un solo ‘nanorrobot’ de una molécula.

Lee señala que, por ejemplo, «los investigadores médicos ya pueden construir robots a nanoescala que se pueden programar para realizar tareas como colocar pequeños componentes eléctricos o administrar medicamentos a las células cancerosas».

«Pero ahora en la UNSW buscamos dar el siguiente paso y conseguir que muchos nanorrobots unimoleculares trabajen juntos para construir estructuras mucho más grandes y complejas, manteniendo su precisión», señala Lee.

«Tradicionalmente se construyen estructuras ensamblando componentes manualmente hasta obtener el producto final deseado. Eso funciona bastante bien y es fácil, si las partes son grandes, pero se vuelve más difícil de conseguir a medida que se hacen cada vez más pequeñas, llegando a una escala nanométrica», señala el doctor Lawrence Lee.

Biomoléculas

«En la UNSW estamos utilizando moléculas biológicas, como el ADN, para construir estos nanorrobots, mediante un proceso llamado autoensamblaje molecular, con el que los componentes individuales diminutos se ensamblan a sí mismos unos con otros, construyendo estructuras más grandes», señala Lee.

«El gran reto de usar el autoensamblaje es desarrollar máquinas moleculares y descubrir cómo se pueden programar los bloques de construcción para, una vez construida la estructura deseada, se detenga el proceso», puntualiza.

Los investigadores de la UNSW han utilizado un método denominado ‘origami de ADN’ para diseñar y sintetizar unos componentes moleculares denominados ‘PolyBricks’ (poli-ladrillos), que funcionan como bloques de construcción a escala nanométrica.

Cada uno estos ’PolyBricks’ lleva codificadas unas instrucciones acorde con un plan maestro determinado, que hacen que se autoensamblen hasta formar una estructura predefinida y con una longitud establecida.

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