Estos son los encastes que están en zona crítica

La estructura genética del ganado bravo y la selección practicada durante siglos deriva en unas características muy diferentes a las del resto de las razas bovinas. «Sólo su fin productivo justificaría el interés de su mantenimiento y supervivencia», explica el doctor Juan Manuel Lomillos. Se da también la circunstancia de la endogamia. «mayor cuanto menor sea el número de reproductores que se utilizan en un encaste», afectará «principalmente a caracteres relacionados con la aptitud reproductiva». Por lo que los encastes con censos muy reducidos de reproductores «podrían incluso desaparecer».

Por eso «es muy importante el seguimiento de un plan de conservación de cada encaste, puesto que realmente la raza se encuentra en la actualidad en un punto crítico». La FAO ha determinado que está en un punto crítico de extinción el encaste Concha y Sierra, de la casta Vazqueña; pero se encuentran en peligro (con menos de 1.000 vacas madres) Miura, Pablo Romero, Veragua, Contreras, Saltillo. Así como las líneas de Graciliano Pérez Tabernero y Coquilla dentro del encaste de Santa Coloma; o los encastes de Albaserrada, Urcola, Pedrajas y Conde de la Corte.

También las líneas de Osborne en el encaste Domecq, y los encastes de Hidalgo Vaquero y Vegavillar, junto con la de Villamarta. «Son datos de 2010. La situación hoy, desde luego, podría ser mucho más alarmante», advierte el académico.

Del conjunto de las castas fundacionales dos han desaparecido ya (la Jijona y Toros de la Tierra y la Morucha Castellana); de forma que oficialmente se clasifican cinco castas de raza de lidia, que se dividen en 16 encastes y 6 líneas procedentes de la casta Vistahermosa.

«Los análisis genéticos realizados por el equipo del profesor Cañón para la Unión de Criadores de Toros de Lidia agrupan a los animales en función de su genotipo estimado en 31 grupos genéticos diferenciados, a pesar de la homonegeidad de las ganaderías de la raza de los toros de lidia».