Diario de León

La burbuja china que temió el mundo

Pekín busca fórmulas para recortar el peso de la construcción sin provocar un colapso

Un hombre camina frente al edificio de la sede de Sinic Holdings Shanghai, en impago. ALEX PLAVEVSKI

Un hombre camina frente al edificio de la sede de Sinic Holdings Shanghai, en impago. ALEX PLAVEVSKI

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Lunes 20 de septiembre de 2021. Los mercados financieros mundiales entran en pánico en un movimiento bajista que no solo hizo temblar a las bolsas. Renta fija e incluso las criptomonedas también se vinieron abajo ante el temor a la quiebra de Evergrande. Un gigante inmobiliario que ha puesto sobre la mesa el grave problema de endeudamiento de la economía china, reactivando las alarmas en torno a una nueva crisis crediticia.

Han pasado tres semanas desde ese día y los inversores parecen haber aparcado el miedo, a pesar de que por el medio se han producido impagos en los intereses de la deuda de la compañía y otras inmobiliarias del país también han incumplido algunos compromisos financieros.

¿Qué ha pasado para que, pese a seguir mirando de reojo al gigante asiático, el ánimo de los inversores se haya calmado, al menos de momento? Los expertos lo tienen claro. El Gobierno tenía varias opciones ante la inminente quiebra de la empresa y al parecer ha escogido la que más le gusta al mercado. Ni intervendrá a sus gestores ni dejará caer de forma desordenada a la compañía que ahora mismo cuenta con más de 1,1 millones de viviendas vendidas aún sin construir.

Tal y como explica Francisco Quintana, director de estrategia de inversión de ING, «se están dando pasos en la dirección de la venta de activos o la salida de algunos negocios para priorizar el pago a los acreedores locales», pues los internacionales, aunque son los que han provocado más ruido en el mercado, representan en realidad un porcentaje muy limitado de lo que la compañía debe pagar en intereses.

«El Gobierno quiere dejar claro que se acabó la fiesta, por tanto, debe permitir que se produzcan pérdidas en los inversores; pero al mismo tiempo se ven obligados a controlar la situación para evitar una espiral en los mercados», indican en un reciente análisis sobre la compañía los gestores de Mapfre Inversión.

Quintana explica que el Gobierno chino también ha calmado a los inversores al solicitar a las administraciones locales que financien proyectos específicos para poder ir desatascando la venta de viviendas pendientes. «Si hay pérdidas, se las come el Gobierno; es como un rescate a trocitos, pero totalmente controlado», indica el analista de ING.

Desde la gestora de fondos Federated Hermes añaden que el banco central del país (PBOC) también ha ayudado inyectando liquidez en las últimas semanas, «instando a las instituciones financieras a que ayuden al Gobierno y a los compradores de viviendas a estabilizar la situación». «Creemos que los riesgos de contagio a corto plazo se han reducido con estas medidas», indican los expertos. En el mismo sentido se manifiesta Ben Laider, analista de mercados de la firma eToro, quien considera que «China tiene las herramientas para gestionar esto, con una tasa de ahorro muy alta, controles de capital, bancos de propiedad estatal y la mayoría de la deuda en divisa local».

Es en este punto, el de controlar la caída, donde el Gobierno está poniendo todos sus esfuerzos, en un momento en el que su objetivo es reducir el peso del inmobiliario sobre el PIB del país -que ahora ronda el 30%- para dar paso a un nuevo modelo productivo. Algo que ya hizo hace décadas cuando, tras la crisis financiera provocada por la caída de Lehman Brothers, China se vio obligada a pasar de una economía basada en el comercio exterior con Occidente a otra espoleada por el gasto nacional y la lluvia de crédito. Todo a costa de una deuda privada (empresas y familias) que ahora ronda el 280% del PIB.

«El peso del inmobiliario es descomunal y creo que aunque hay riesgos, explotar esa sobredimensión del sector será sano para la economía a largo plazo», indica Quintana. El problema es que, hoy por hoy, China no tiene alternativa para mantener el crecimiento de doble dígito de los últimos años y, si cierra el grifo del crédito para frenar su abultado endeudamiento, lo lógico es que el crecimiento sea menor a medio plazo.

En este entorno, los expertos creen que Evergrande por sí solo no causará un desplome masivo de los mercados, pero reconocen que el problema se ha producido en un momento macro muy confuso. Es decir, el cambio de ciclo llevará irremediablemente a un frenazo económico que sí se puede contagiar al resto de mercados a largo plazo. «Las implicaciones no serán positivas, pero si la alternativa es que explote una burbuja sin control...», aseveran los expertos.

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