Diario de León

Crece el clamor civil en Myanmar contra el Ejército, que imputa a la nóbel Suu Kyi

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El clima de desobediencia por el golpe de Estado militar perpetrado el pasado lunes continúa creciendo en Myanmar, la antigua Birmania. Médicos y profesionales sanitarios, vestidos con lazos rojos en señal de protesta por el derrocamiento del gobierno liderado ‘de facto’ por Aung San Suu Kyi, anunciaron ayer que se negarán a trabajar bajo las órdenes del Ejército, salvo en caso de emergencia.

Como ellos, que exhibieron su enfado en una concentración a las puertas del hospital general de Rangún, son ya decenas de miles las personas que exigen la liberación de la Nobel de la Paz y del presidente, Win Myint, cuyo paradero se desconoce desde que fueron detenidos por las Fuerzas Armadas.

Al boicot anunciado por los médicos y las caceroladas que se han llevado a cabo en el distrito comercial de Rangún, la capital económica, se suma la puesta en marcha de un grupo llamado Movimiento de Desobediencia Civil en Facebook, que ya cuenta con unos 150.000 inscritos. «Vergüenza debería darle al Ejército», «Los militares son ladrones», aseguraban con los ánimos especialmente agitados tras conocerse que las nuevas autoridades han presentado cargos contra Suu Kyi y Myint.

El portavoz de la Liga Nacional para la Democracia (NLD), Kyi Toe, el partido que lidera la Nobel de la Paz, señaló que Suu Kyi ha sido imputada por supuestamente violar la Ley de Importaciones y Exportaciones. En concreto, la acusan de haber introducido de manera ilegal en el país y utilizar sin la licencia necesaria unos aparatos para el rastreo de ondas de radio, por los que podría ser condenada a hasta tres años de cárcel. Igual pena pende sobre Myint, a quien han imputado por presuntamente violar la prohibición de participar en reuniones durante un acto de campaña, en el marco de las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus.

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