Diario de León

La crisis de Afganistán abre la inexistente comunicación entre Sánchez y Biden

F Ambos mantienen su primer diálogo no protocolario y pactan estrechar su colaboración en la evacuación de Kabul

El presidente del Gobierno hablando con el mandatario de EE UU. EFE

El presidente del Gobierno hablando con el mandatario de EE UU. EFE

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La crisis de Afganistán se ha convertido en la llave para abrir la comunicación entre el presidente del Gobierno de España y de los Estados Unidos. Pedro Sánchez y Joe Biden mantuvieron el sábado por la noche su primera conversación desde que el norteamericano llegó al poder el pasado 20 de enero para abordar la caótica evacuación del aeropuerto de Kabul. Acordaron la utilización de las bases de Morón y Rota para acoger a afganos colaboradores de Estados Unidos, pero sobre todo normalizaron sus cauces de diálogo.

Hasta ahora, su único contacto se había limitado a una breve charla protocolaria por los pasillos de la sede de otan en Bruselas el pasado 14 de junio. La Moncloa había generado unas expectativas desmesuradas sobre aquel encuentro, que no pasó de ser un cortés saludo, y dio pie a todo tipo de chascarrillos sobre su duración, no llegó al minuto, y los pasos que habían dado juntos.

El presidente norteamericano no incluyó a Sánchez en su ronda de contactos con una treintena de líderes de otros países tras su toma de posesión hace siete meses, un vacío que dio argumentos a la oposición para acusar al presidente del Gobierno de falta de peso internacional.

«No había contenciosos pendientes», fue la explicación que se dio desde el Ministerio de Asuntos Exteriores para justificar el ninguneo. Sánchez salió como pudo del trance y anunció que «después de esta primera toma de contacto (en Bruselas), hemos quedado en continuar colaborando, trabajando y seguir en contacto».

Ha hecho falta que estallara el polvorín de Afganistán para retomar aquel diálogo fugaz de junio. Fue una conversación «fructífera», escribió el presidente del Gobierno en su cuenta de Twitter tras la charla telefónica de 25 minutos. La Moncloa señaló en un comunicado que ambos gobernantes reafirmaron su «voluntad de seguir cooperando de forma estrecha a fin continuar facilitando las operaciones de evacuación de Afganistán».

Acordaron además «el uso de las bases de Rota y Morón para acoger temporalmente a afganos colaboradores de Estados Unidos en tránsito hacia otros destinos» y Sánchez explicó a Biden el funcionamiento del centro logístico europeo de acogida y redistribución de refugiados instalado en Torrejón de Ardoz.

La Casa Blanca también emitió un comunicado para dar cuenta de la conversación y reseñó que Biden «elogió el liderazgo de España en la búsqueda de apoyo internacional para las mujeres y niñas afganas». Agradeció asimismo la colaboración del Gobierno de Sánchez con los refugiados afganos que se dirigen a Estados Unidos.

La conversación entre ambos presidentes fue un bálsamo para el Gobierno tras el ‘feo’ del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, que este viernes agradeció por carta a los socios de Estados Unidos su papel «fundamental» en la operación de evacuación. El jefe de la diplomacia envió su texto a sus homólogos de 27 países, entre ellos Uganda, Ruanda, Kosovo, Tayikistán, Albania o Costa Rica, y omitió a España. El detalle disgustó, y también extrañó, en el Gobierno porque ese mismo día Blinken había mantenido una conversación con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, sobre la colaboración en la operación rescate de Afganistán.

La normalización de los contactos con Biden es, por otra parte, casi obligatoria porque Madrid será la sede el próximo año de una de las asambleas más importantes en los últimos años de la otan. En la agenda de la reunión está la redefinición del papel de la Alianza Atlántica, una reestructuración que se hace más imperiosa tras la derrota en Afganistán.

El Gobierno considera que ha sacado la cabeza tras la dubitativa respuesta inicial a la crisis afgana. El mutismo de Sánchez, criticado desde todos los flancos de la oposición, ha dado paso a un protagonismo internacional inusual con el espaldarazo personal de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y del Consejo comunitario, Charles Michel, a su iniciativa de convertir la base de Torrejón en un centro logístico europeo de acogida y redistribución de refugiados. Un gesto al que se sumó la primera conversación con Biden.

Sánchez, de todas maneras, ha tomado nota de que el silencio no es la mejor de las estrategias y quiere que se le vea al frente de la gestión de la crisis. Ha aplazado el viaje que tenía previsto para esta semana a Kenia y Egipto, y el martes presidirá el primer Consejo de Ministros tras las vacaciones. Esto abre la puerta para que acuda al Congreso, como reclama el PP, a explicar la labor de su Gobierno en la evacuación de Afganistán.

Los populares han rebajado el tono de sus críticas a Sánchez aunque no cejan en su empeño para que acuda al Congreso. Ayer fue la dirigente Andrea Levy la que reclamó a Sánchez que se deje de «fotos y tuits» y comparezca en la Cámara baja.

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