Diario de León

La familia del profesor decapitado en París denuncia al Estado por inacción

La viuda y el hijo de la víctima no se suman porque «el Estado siempre les ha apoyado»

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, sonríe a las cámaras. SERGEY DOLZHENKO

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, sonríe a las cámaras. SERGEY DOLZHENKO

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EFE

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La Justicia francesa ha abierto una investigación por omisión de auxilio tras la denuncia interpuesta por familiares de Samuel Paty, el profesor decapitado a las puertas de su instituto en la periferia de París en 2020, al considerar que la Administración no hizo lo suficiente para protegerlo.

Fuentes de la Fiscalía de París indicaron a Efe este jueves que la investigación se abrió el 19 de abril pasado, un año y medio después del brutal asesinato de Paty, blanco de numerosas amenazas en los días previos por haber mostrado unas caricaturas de Mahoma en una clase.

La investigación, por no asistir a una persona en peligro y no impedir el crimen, ha sido confiada a la Brigada de Represión de la Delincuencia contra Personas (BRDP), indicó la Fiscalía. Diez miembros de la familia de Paty se sumaron a la denuncia, interpuesta por la abogada Virginie Le Roy, que considera que si los ministerios de Educación y de Interior no hubieran cometido ciertos errores el profesor no hubiera sido asesinado.

Sin embargo, según avanzó en Twitter el abogado de la viuda y el hijo de la víctima, Francis Szpiner, ellos no se han sumado a la demanda ni piensan hacerlo pues consideran que el Estado «siempre les ha apoyado». «La ideología salafista es la única responsable de la muerte de Samuel Paty», escribió Szpiner.

Según la prensa francesa, la demanda de Le Roy espera que se aclare, si los agentes que conocieron directa o indirectamente la situación de Paty, eran conscientes de la existencia de una amenaza real.

Después de que el profesor mostrara las caricaturas en una clase sobre laicidad, el 8 de octubre de 2020, se convirtió en el foco de ataques y feroces críticas en redes sociales y grupos islamistas, percibidas por la dirección del colegio y los profesores como una amenaza grave para su integridad física y la seguridad del centro.

El asesinato tuvo lugar el 16 de octubre por parte de un refugiado ruso de origen checheno, Abdullah Anzorov, de 18 años, que lo decapitó en plena calle para «vengar al profeta» tras descubrir la historia a través de un vídeo difundido en redes por el militante islamista Abdelhakim Sefrioui. Anzorov murió poco después por disparos.

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