Diario de León

La Fiscalía sueca cierra el caso de Olof Palme y señala como autor a un publicista fallecido

El primer ministro Olof Palme. TOBBE GUSTAVSSON

El primer ministro Olof Palme. TOBBE GUSTAVSSON

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La Fiscalía sueca cerró ayer la investigación del asesinato del primer ministro Olof Palme señalando como sospechoso a un publicista fallecido, pero sin aportar pruebas técnicas que despejen las dudas sobre el magnicidio que traumatizó al país hace 34 años.

Las declaraciones previas del fiscal del caso, Krister Petersson, mostrándose optimista sobre su resolución y las especulaciones sobre el hallazgo del arma del crimen habían disparado las expectativas. Pero la solución presentada no es concluyente, no tiene pruebas nuevas y se basa en un análisis de testimonios y del controvertido papel de un testigo, señalado ya hace dos años por el periodista Thomas Pettersson en un premiado reportaje en la revista Filter.

El supuesto asesino es Stig Engström (el llamado «hombre de Skandia» por la aseguradora para la que trabajaba como publicista y que tenía su oficina cerca del lugar del crimen), incluido como testigo y protagonista en medios suecos en los días posteriores a los hechos. «Hallamos a una persona que no cuadraba en la foto del crimen. Sus informaciones no se correspondían con las de otros testigos», dijo el inspector Hans Melander en rueda de prensa digital. Lo único probado es que Engström, de 52 años, abandonó la oficina, donde se había quedado a trabajar hasta tarde, poco antes de que Palme fuese asesinado y que volvió veinte minutos después.

Palme había salido con su esposa Lisbet la noche del viernes 28 de febrero de 1986, sin escolta, a un céntrico cine de Estocolmo.

El «hombre de Skandia» dio declaraciones contradictorias a la policía: dijo haber sido uno de los primeros en llegar al lugar y haber hablado con Lisbet Palme, algo que nadie pudo confirmar, como tampoco sus movimientos. o su contacto visual con el tirador. Aunque nadie vio la cara del asesino que disparó por la espalda a Palme, las descripciones del sospechoso (gorra, abrigo oscuro, maletín) coinciden con las de la ropa que llevaba Engström.

«Sus propias explicaciones de lo que hizo en ese tiempo no cuadran con lo que dijeron otros. Todo apunta a que estaba en el lugar, pero en otro rol muy distinto del que quiso hacer creer», dijo Krister Petersson en una comparecencia de más de dos horas.

El comportamiento «extraño» de Engström continuó en días posteriores con declaraciones a los medios en las que parece «burlarse» de la policía y jugar al despiste, según Petersson.

«Esto habría sido suficiente para un arresto y pasar a prisión preventiva, aunque no para una condena. Luego podríamos haber hecho análisis de la ropa, registros, etc, y construir un caso», señaló el fiscal, que descartó que Engström formase parte de una conspiración.

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