Diario de León

El Gobierno afgano y los talibanes se sientan a negociar 19 años después

Los insurgentes tienen como objetivo la restauración de un emirato «sin discriminación»

Talibanes y gobierno afgano abrieron las negociaciones. STRINGER

Talibanes y gobierno afgano abrieron las negociaciones. STRINGER

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A punto de cumplirse diecinueve años de la caída del régimen talibán y la invasión estadounidense, el Gobierno afgano y los insurgentes se sentaron ayer sábado a la mesa de diálogo en Doha, lanzando unas negociaciones de paz para poner fin a la guerra, seis meses después de un acuerdo con Estados Unidos.

Pese a los desacuerdos de las últimas semanas durante la liberación de miles de prisioneros de ambos bandos, un requisito para el inicio de las conversaciones intraafganas estipulado en el pacto entre Washington y los talibanes, Catar acogió finalmente hoy el comienzo del diálogo en su capital.

Tras el acto inaugural y dos docenas de discursos in situ y telemáticos, los equipos negociadores de ambas partes se reúnen a puerta cerrada para debatir asuntos como las mujeres afganas, la sociedad civil y el futuro de los derechos humanos y la democracia en la nación surasiática.

En el Hotel Sheraton de Doha, donde también se celebró la firma del acuerdo con EE.UU. el pasado febrero, estuvieron presentes el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, y el viceprimer ministro y ministro de Exteriores catarí, Mohamed bin Abdulrahman al Zani.

En representación de los talibanes acudió su jefe negociador, Abdul Ghani Baradar, y por parte de Kabul, una delegación liderada por el exjefe del Ejecutivo y actual presidente del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional, Abdulá Abdulá.

«Hemos venido a este país para lograr una paz digna y duradera», dijo en la inauguración del diálogo Abdulá, quien aseguró que la historia de Afganistán recordará este momento como «el fin del sufrimiento de nuestra gente». Defendió que el fin de la guerra a través de un acuerdo político es una demanda «legítima» de los afganos, por lo que llamó a establecer un sistema «islámico, constitucional e inclusivo» que preserve los derechos de todos los afganos, incluyendo a las mujeres, los niños y las víctimas de la guerra.

«Una paz duradera puede allanar el camino para el retorno de millones de refugiados», indicó sobre los muchos que han huido de la guerra en las últimas décadas, en su mayoría hacia los vecinos Pakistán (2,4 millones) e Irán (hasta 3 millones). Por su parte, el mulá Baradar, en representación del movimiento que gobernó Afganistán con mano de hierro desde 1996 hasta su caída con la invasión estadounidense en 2001, pidió que el diálogo de paz avance con «un montón de paciencia y atención». «Continuaremos las negociaciones de paz afganas con total honestidad», aseveró al abogar por un Afganistán «independiente, unido y desarrollado», con un sistema islámico que haga que todos los ciudadanos se sientan parte de él.

Días o meses

Según el pacto entre los talibanes y Washington, Kabul debía liberar a 5.000 combatientes de sus cárceles y los insurgentes, a un millar de efectivos afganos, para allanar el camino hacia las conversaciones iniciadas y anunciadas hace sólo dos días.

Kabul se mostró reticente a poner en libertad al último grupo de 400 talibanes, a los que consideraba especialmente peligrosos y que finalmente soltó a principios de mes, haciendo posible un proceso intraafgano para acabar no sólo con 19 años del actual conflicto, sino con cuatro décadas de guerras concatenadas en Afganistán. Pompeo, que también acudió a Doha el pasado febrero para la histórica firma del acuerdo de paz entre su país y los insurgentes, recordó a las partes afganas que tienen en sus manos «una gran responsabilidad».

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