Diario de León

Final feliz

El Gobierno italiano pide respeto hacia la cooperante liberada tras la polémica por su rescate

La joven Silvia Romano fue secuestrada en Kenia en 2018 por un supuesto grupo yihadista y podría haberse convertido al Islam según alguna información periodística  

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EFE | Roma

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Un día después de la llegada a Italia de la joven cooperante Silvia Romano, liberada tras ser secuestrada en Kenia en 2018, aumenta la polémica sobre su rescate y posible conversión al Islam, mientras que el ministro de Exteriores, Luigi di Maio, pide "un poco de respeto".

Romano, de 25 años, llegó el domingo al aeropuerto de Ciampino de Roma, donde se abrazó con su familia por primera vez después de 18 meses de secuestro. La voluntaria iba ataviada con un hábito que le cubría de la cabeza a los pies, y según informan varios medios italianos, se ha convertido al Islam.

"Estoy bien, tanto física como mentalmente, ahora solo quiero estar con mi familia. Estoy muy feliz", fueron sus primeras palabras al aterrizar, después de un rescate organizado por los servicios de inteligencia italianos.

El cautiverio empezó cuando un grupo de hombres armados atacó en noviembre de 2018 la aldea de Kenia donde se encontraba Romano, voluntaria de una organización humanitaria, y la secuestró en un episodio violento en el que resultaron heridos una mujer y cuatro niños.

Desde entonces, la cooperante pasó su cautiverio entre Kenia y en Somalia, retenida según los medios italianos por el grupo yihadista Al Shabaab.

Romano fue liberada entre el día 8 y 9 de mayo y trasladada a la embajada italiana de Mogadiscio, capital de Somalia, y aunque aún no se conocen los detalles del rescate, el 'Corriere della Sera' afirma que se trató de una negociación económica, aunque sin dar cifras.

Este rescate es el que ha centrado las críticas de la oposición de derechas, con el líder de la Lega, Matteo Salvini, a la cabeza, quien pide "respuestas" al Gobierno por haber pagado un rescate "a una organización terrorista que ha matado a cientos de personas".

El partido de extrema derecha Fratelli d'Italia (FdI), por su parte, ha pedido al Ejecutivo aclarar la supuesta mediación de Turquía en el rescate. Massimo Gregoretti, representante de este partido, criticó en Facebook que ahora Italia tendría "una musulmana más y cuatro millones de euros menos", en alusión al supuesto monto que se habría pagado para liberarla, algo no confirmado. Tras las críticas, Gregoretti borró la publicación.

Los partidos del Gobierno, con el ministro de Exteriores a la cabeza, han salido a defender la liberación de Romano, un acontecimiento que ha dado algo de alegría el confinamiento de los italianos. Di Maio aseguró que "gracias al empeño de hombres y mujeres del Estado, hoy ha vuelto a Italia entre los brazos de su familia. "Ese intenso, infinito, verdadero y emotivo abrazo de Silvia con su padre, madre y hermana conmovió a todos. Silvia está viva, está bien. Ahora, por favor, un poco de respeto. Esto es lo único que importa", escribió en Facebook.

Según informa el 'Corriere della Sera' citando a las declaraciones de la joven ante la Fiscalía, Romano no sufrió violencia durante su cautiverio y no fue obligada a hacer nada que no quisiera hacer.

"Les pedí libros y después les pedí que me dejaran el Corán", aseguró la cooperante según este medio, que afirma también que Silvia Romano ha cambiado su nombre a "Aisha", como parte de la conversión al Islam.

Romano pudo escribir la experiencia de su cautiverio en un diario, que ha quedado en manos de los secuestradores. En él, detalló que había sido trasladada a seis prisiones distintas en Somalia, en "largos y difíciles" desplazamientos, según cita el 'Corriere'.

Las negociaciones para la liberación, en las que según varios medios participaron los servicios secretos turcos, empezaron en el verano de 2019, informa 'La Repubblica', y un vídeo en enero de este año confirmó que Romano seguía con vida, lo que aceleró el rescate.

Romano partió con 23 años desde Milán con material para los niños de la aldea de Chakama, cerca de la costa de Kenia, con la ONG Africa Milele. 

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