Diario de León

Joe Biden regresa a la vieja política con sus nombramientos

El presidente electo se rodea de personas curtidas para reparar el desmantelamiento de Trump

Kerry será el responsable de cambio climático. EFE

Kerry será el responsable de cambio climático. EFE

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Hace cuatro años un neófito de la política que ni siquiera esperaba convertirse en presidente entrevistaba candidatos a toda prisa en la planta 28 de la Torre Trump, con las cámaras esperando en la puerta giratoria de la Quinta Avenida. El ‘reality show’ de Donald Trump acababa de empezar. El magnate inmobiliario trasladaba sus ‘ratings’ de las pantallas de la NBC a la Casa Blanca. El mundo nunca había visto nada igual. Estados Unidos tampoco.

El nuevo presidente era el primero en la historia del país sin experiencia política ni militar. Sus primeros nominados serían los conspiracionistas que le apoyaron durante la campaña (Michael Flynn, consejero de Seguridad Nacional), generales con nombres impactantes como el ‘Perro Loco’ (James Mattis, secretario de Defensa), ejecutivos de potentes multinacionales (el ex consejero delegado de Exxon Mobil Rex Tillerson, Secretario de Estado) y grandes donantes.

Para el día de Acción de Gracias no había jefe de la diplomacia. Para un nacionalista como Trump, impulsor del ‘América First’, la política exterior era secundaria. El mundo según Trump era un gran mercado donde construir torres doradas y campos de golf.

Joe Biden se encontrará vacantes embajadas críticas como las de Alemania, Afganistán o Ucrania, así como un tercio de los cargos del Departamento de Estado, en lo que un informe del G llamó «vacantes crónicas». Y es que a la hora de hacer política exterior, «yo soy el único que importa», dijo Trump durante una entrevista en Fox cuando Laura Ingraham le preguntó si eso no ponía en peligro la seguridad del país. Trump se ha presentado al mundo como un solo hombre defendido por un Ejército fuerte, al que solo el año pasado atribuyó un 57% del presupuesto discrecional y un 5% más que el año anterior, frente al 22% menos que recibió el Departamento de Estado. Frente a la apuesta de ser temido en el mundo, Biden, como Obama, propone invertir más en diplomacia precisamente para necesitar menos armas.

Si a los 48 años Obama llegó al poder necesitado de un jefe de la diplomacia más curtido que él (Hillary Clinton), Biden no necesita crear ese ‘Team of Rivals’ (equipo de rivales). De hecho, fue su experiencia en política exterior lo que le convirtió en favorito de Obama. Llevaba en el Senado desde los 29 y antes de convertirse en vicepresidente ya había ostentado el cargo más alto en el Comité de Relaciones Exteriores durante doce años, bien como presidente del Comité o como el demócrata de más alto rango. No es de extrañar que el cargo de secretario de Estado haya sido uno de los primeros que llene, con alguien que le ha acompañado en el Senado y en la Casa Blanca. Antony Blinken estaba en la famosa foto de la Situation Room en la que el equipo de Obama presenciaba el operativo para asesinar a Osama Bin Laden y en las fallidas conversaciones a seis bandas con Corea del Norte, que presuntamente querría recuperar. Habla un francés perfecto y tiene un interés genuino en los derechos humanos. Es cauteloso y no busca protagonismo, solo conectar los eslabones rotos de la diplomacia mundial.

Convencer hasta a los suyos

El nuevo presidente reconoce que el mundo ha cambiado mucho en estos cuatro años y no basta con volver a donde lo dejó. Irán tiene diez veces más uranio enriquecido que el permitido en los tratados suscritos, Turquía ya no es el puente de la Alianza de Civilizaciones, sino otra dictadura, y la Otan, un club cada vez menos exclusivo que amenaza con despertar las iras de Rusia. Su receta para este nuevo orden mundial coincide con la de Trump en que hace falta ponerse duro con China, pero con la ayuda de los aliados y sin hacer sufrir a los agricultores estadounidenses. Como Trump, también se ha propuesto retirar las tropas que quedan en Irak, Afganistán y Siria, además de demostrar un apoyo «inquebrantable» a Israel, para lo que buscará limitar la amistad con Arabia Saudí y otras relaciones que comprometan su aparente neutralidad. Y mientras intenta mantener la cohesión de su partido, le toca enfrentarse a izquierda y derecha con quienes temen precisamente la vuelta al orden perdido.

tracking