Diario de León

Kiev critica que el Papa condene la muerte de Dúgina y no la de mujeres ucranianas

Rusia niega una matanza de civiles en una estación de tren de Ucrania y sostiene que el tren bombardeado era militar

El canciller Olaf Scholz se sube, ayer, a un tanque de los que va a enviar a Kiev. MORRIS MACMATZEN

El canciller Olaf Scholz se sube, ayer, a un tanque de los que va a enviar a Kiev. MORRIS MACMATZEN

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Numerosos han sido los testimonios del Papa acerca de la guerra que se libra en Ucrania desde hace ya seis meses. Medio año en el que cientos de personas han muerto y miles se han visto obligadas a desplazarse a países vecinos para huir de los continuos bombardeos. Durante este largo tiempo de sufrimiento, el Pontífice, entre otras figuras internacionales, ha declarado en varias ocasiones su deseo de frenar el conflicto armado y encontrar la paz mediante el diálogo. Un objetivo compartido por muchos. Desde el Vaticano se han pedido oraciones «por la paz para el amado pueblo ucraniano que sufre el horror de la guerra desde hace seis meses» y se denunció que «los que se benefician del comercio de armas son criminales que matan a la humanidad». Sin embargo, el último discurso de Francisco ha suscitado muchas críticas.

Cuando se dio a conocer el ataque con bomba al vehículo del ideólogo del presidente Vladímir Putin Alexánder Dugin, en el que murió su hija Daria, condenó el asesinato de la «pobre chica» y afirmó que se trata de otra «víctima inocente» de la contienda. «Pienso en la pobre chica a la que le explotó una bomba bajo el asiento de un coche en Moscú. Los inocentes pagan por la guerra», expresó con lamento el Santo Padre durante la audiencia general del miércoles. Estas palabras han suscitado muchas críticas, como las del embajador de Ucrania en la Santa Sede, Andrii Yurash, quien afirmó en Twitter que «no se puede hablar en las mismas categorías sobre agresor y víctima», pues Dúgina no era «inocente, sino una de las principales ideólogas rusas de la guerra». No se quedó solo ahí, asimismo acusó al Kremlin de haber cometido el crimen. «Ella fue asesinada por los rusos como víctima sagrada», según el representante de Volodímir Zelenski en el Vaticano.

También se posicionó en contra del Papa el periodista polaco Tomasz Terlikowski, quien argumentó en sus redes sociales que «muchas chicas ucranianas han muerto, muchas han sido asimismo violadas cruelmente».

«Francisco no se desesperó de ninguna de ellas, y también tenían vida, familias, planes... Por su muerte, como por la de mujeres y niños ucranianos (cuya pérdida para Dúgina fue un precio aceptable e incluso necesario para la construcción del mundo imperial de Rusia), no son los traficantes de armas los responsables, sino el líder con quien Francisco quiere reunirse y a quien no menciona», agregó el periodista ‘freelance’.

Se refiere Terlikowski al patriarca ortodoxo de Moscú, Cirilo, con quien el Papa Francisco tenía previsto encontrarse el próximo mes.

«Los ucranianos y Ucrania significan menos para él que Rusia y los rusos. Un imperio es más importante que un pueblo luchando por la libertad. Mala política e inconsistente», criticó el informador polaco. No obstante, la reunión entre ambos líderes religiosos no tendrá lugar. Según la agencia de noticias Ria Novosti, Cirilo anunció que no viajará a Kazajistán para asistir al séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, que se celebrará los días 14 y 15 de septiembre, a donde Bergoglio también tenía previsto acudir.

El encuentro entre ambos «no puede tener lugar, aunque se trate de un acontecimiento tan importante como este congreso», aseguró el jefe del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú, Antonio de Volokolamsk. «Debe convertirse en un acontecimiento independiente debido a su especial importancia», añadió.

El bombardeo perpetrado por Rusia la noche del miércoles contra la estación de tren de Chaplino, en la región central de Dnipropetrovsk, ha vuelto a demostrar que la guerra en Ucrania no se libra únicamente en el campo de batalla. También miden sus fuerzas en el terreno de la información, con un cruce continuo de versiones contrapuestas y mutuas acusaciones. No en vano, después de que Kiev calificara lo ocurrido como una matanza de civiles que se ha cobrado ya la vida de 25 viajeros, Moscú salió al paso este jueves para asegurar que se trató de una exitosa acción contra un convoy del Ejército que «eliminó» a 200 soldados reservistas.

Rusia se sacudió las acusaciones tras las duras condenas que recibió de la comunidad internacional por una operación que tuvo lugar el mismo día en que se cumplían seis meses del inicio de la invasión y 31 años de la independencia de Ucrania. «Un misil ‘Iskander’ impactó directamente en un tren militar de la estación de Chaplino eliminando a más de 200 militares de la reserva de las Fuerzas Armadas ucranianas», zanjó el Ministerio de Defensa en un comunicado.

Según el Kremlin, el convoy se dirigía hacia «zonas de combate» del este de Ucrania, donde se encuentran las tropas de Moscú. Mientras tanto, el gobernador de Dnipropetrovsk, Valentin Reznichenko, daba cuenta de que proseguían las operaciones de rescate para hallar supervivientes después de que el proyectil impactara contra el tren y cuatro vagones quedaran envueltos «en llamas», como describió el presidente Volodímir Zelenski en una comparecencia telemática el miércoles ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Para Kiev la versión es una evidencia más de su campaña de propaganda y desinformación. Oleg Nikolenko, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano, denunció el «terrorismo de Moscú» al informar en Twitter de que son ya «25 los civiles muertos tras el disparo de un misil» en la estación de Chaplino, una población de 3.000 habitantes. Según el operador ferroviario del país, el ataque dejó también 31 heridos al ser alcanzados varios edificios de viviendas. Los datos no parecían estar del todo claros ya que los servicios del fiscal general de Ucrania hablaban de «diez civiles muertos, entre ellos dos niños de 6 y 11 años, y otros diez heridos, dos de ellos menores», en la estación y alrededores, lo que daba a entender que podía haber otras víctimas que no fueran civiles.

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