Diario de León

Liz Truss gobernará con mano firme y una agenda conservadora

Un gabinete con muchas caras nuevas acometerá ya el problema de la escalada imparable de precios

Liz Truss en su primer discurso en Downing Street, detrás su esposo Hugh O’Leary. NEIL HALL

Liz Truss en su primer discurso en Downing Street, detrás su esposo Hugh O’Leary. NEIL HALL

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Liz Truss, de 47 años, es la nueva primera ministra del Reino Unido tras aceptar el encargo de la reina de formar un Gobierno que sustituya al de Boris Johnson. La sucesión, que suele ser breve cuando la monarca está en el Palacio de Buckingham, muy cercano a la residencia de los primeros ministros, en Downing Street, fue esta vez muy larga, al tener que realizarse en la mansión de Balmoral, en Escocia, donde Isabel II permanece en su retiro estival, afectada por problemas de movilidad.

Tanto Johnson como Truss tuvieron que volar, separados por razones de seguridad, a la ciudad escocesa de Aberdeen y emprender allí la ruta a la remota residencia privada de la familia real en las Altas Tierras escocesas. Es la primera vez en el reinado de Isabel II que la despedida del saliente y el encargo de gobernar al aspirante se ejecutan en otro lugar que no sea Buckingham.

La consecuencia para Truss fue que el viaje de ida y vuelta retrasó su acceso a la residencia oficial de la primera ministra. Acompañada de su marido, regresó a Downing Street pasadas las cinco de la tarde (una hora más en la península). Con su habitual energía, la nueva líder salió rauda del coche oficial que la transportaba y se dirigió al podio con atril, preparado para su primer discurso como jefa de Gobierno.

Señaló los tres asuntos que le parecen prioritarios: la economía, la crisis energética «causada por la guerra de Putin» y la mejora del Servicio Nacional de Salud. Declaró su orgullo en «asumir esta responsabilidad en un tiempo vital» para el Reino Unido, que tiene, según su líder, «una creencia fundamental en la libertad, en la iniciativa emprendedora y en el juego limpio».

Mostró su confianza en que los británicos «capearán el temporal» provocado por las consecuencias de la pandemia y la guerra en Ucrania. Y también en el éxito de su estrategia de bajos impuestos e inversiones en vivienda, escuelas, hospitales, carreteras y banda ancha. La resumió en «trabajo, construcción y crecimiento».

«No será sencillo, pero podemos hacerlo», advirtió. El Reino Unido padece un estancamiento de la productividad desde hace más de una década, las consecuencia negativas del Brexit, los problemas financieros y logísticos tras el fin de la pandemia y una fuerte dependencia del gas en su sistema energético.

Donantes Truss tiene reputación como persona impulsiva y propensa a la afirmación grandilocuente. Pero su primer discurso pareció bien medido para tranquilizar a los ciudadanos y a los diputados de su partido sobre su intención de detener la ansiedad generalizada sobre los aumentos del precio de la energía. Aumentarán un 80% en octubre si el Gobierno o el sector no lo evitan.

Su Gabinete está compuesto inicialmente por colaboradores de la primera ministra en su campaña de julio y agosto, y ministros afines en el último Gobierno de Johnson. Como se esperaba, Kwasi Kwarteng será ministro de Hacienda, Thérèse Coffey de Salud y asistencia social, además de viceprimera ministra, James Cleverly, de Asuntos Exteriores y Suella Braverman, de Interior.

Un abandono significativo es el de Ben Elliot, socio principal de una empresa de conserjería para facilitar la vida a gente muy rica. Johnson nombró a su amigo del colegio de Eton, sobrino de Camila, duquesa de Cornwall, como responsable de recaudar fondos para la campaña que le llevó a la alcaldía de Londres y luego copresidente del Partido Conservador y recaudador de fondos cuando el ahora dimitido sustituyó a Theresa May.

Las finanzas del Partido Conservador han estado bajo sospecha por las conexiones con grandes fortunas rusas. La invasión de Ucrania provocó más investigaciones sobre las conexiones de Elliot con oligarcas de Moscú.

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