Diario de León

Londres no da su brazo a torcer en materia de pesca y competencia

El Reino Unido rechaza ceder soberanía, con lo que el acuerdo no llegará hasta el otoño

La ministra González Laya, ayer, en el campo de Gibraltar. A. CARRASCO RAGEL

La ministra González Laya, ayer, en el campo de Gibraltar. A. CARRASCO RAGEL

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Los negociadores jefe del Reino Unido, David Frost, y la Unión Europea (UE), Michel Barnier, admitieron ayer que no ha habido «avances» en los temas clave de competencia y pesca pero se comprometieron a seguir trabajando para consensuar en otoño un acuerdo comercial post-Brexit.

En una rueda de prensa al término de la sexta ronda de negociación en Londres, Barnier mostró su disposición a esforzarse hasta el final por sellar un pacto, mientras que Frost dijo en un comunicado que, «en base a la labor hecha en julio», cree que «aún es posible llegar a un acuerdo en septiembre». Ambas partes continuarán reuniones informales en la capital británica la próxima semana y mantendrán otra ronda oficial a partir del 17 de agosto en Bruselas, si bien, según la prensa británica, no se prevé un resultado claro hasta después del verano.

Para llegar a un consenso, el Gobierno británico y los Veintisiete deben acercar posturas en asuntos donde «persisten las diferencias», como una equivalencia regulatoria que propicie la competencia justa entre los dos mercados, el acceso a la pesca y la supervisión jurídica del futuro tratado, aspectos en los que el Reino Unido no quiere ceder soberanía. En su comparecenci, Barnier lamentó que no haya habido «progresos» en esas cuestiones y dijo que, aunque las conversaciones en Londres han sido constructivas, las partes están «lejos» de hacer avances significativos en las principales áreas del marco para la futura relación, que entraría en vigor al fin del periodo de transición, el 31 de diciembre.

Por su parte, Frost reconoció en su nota que «desafortunadamente, está claro» que no se logrará este julio un entendimiento sobre los principios del acuerdo, en referencia a los objetivos fijados el 15 de junio por el primer ministro británico, el conservador Boris Johnson. El negociador del Reino Unido subrayó que, «hasta el momento», la respuesta de Bruselas se queda corta y, «por lo tanto, persisten importantes áreas de desacuerdo».

También se preguntó por qué es «tan difícil» que la UE acceda a conceder «un pacto de libre comercio similar al que ya tiene con Canadá», a lo que el bloque se opone porque considera que sería inadecuado para preservar el mercado único. Barnier mantuvo que el gran obstáculo es que el Reino Unido «rechaza comprometerse» a mantener unos «estándares» regulatorios, especialmente respecto a las subvenciones estatales, que permitan garantizan una competencia leal entre ambos mercados, algo que resulta «inaceptable» para los Veintisiete.

También considera que «no hubo voluntad» por parte de Londres de superar las diferencias en la sensible cuestión de la pesca, pues el Reino Unido desea la práctica «exclusión» de sus aguas, mientras que la UE quiere una «solución equilibrada a largo plazo». «La Unión Europea no aceptará pagar la factura por las decisiones políticas del Reino Unido», declaró el negociador comunitario, que advirtió de que un pacto comercial menos ambicioso aún exigiría mantener estas líneas rojas.

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