Diario de León

Protasévich reaparece con las manos marcadas por las esposas

El opositor bielorruso se autoinculpa en una entrevista televisiva bajo sospecha por coacción

Protasévich, durante su confesión en televisión. TV

Protasévich, durante su confesión en televisión. TV

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El antiguo director de la publicación opositora bielorrusa Nexta, Román Protasévich, de 26 años de edad, cuya detención fue posible el pasado 23 de mayo gracias a que el presidente Alexánder Lukashenko forzó el aterrizaje en Minsk del avión en el que volaba aduciendo una inexistente alarma de bomba, concedió ayer una entrevista de hora y media de duración al canal bielorruso ONT reconociendo que efectivamente instigó la protestas del año pasado en el país.

Es una escenificación realmente chocante, en la que se aprecian las marcas que han dejado en sus muñecas las esposas, Protasévich aparece ante las cámaras asegurando estar «arrepentido» de haber tomado parte en la organización de las movilizaciones contra Lukashenko. Según sus palabras, el objetivo que persigue la oposición, empezando por los dirigentes exiliados en el extranjero, es «provocar el colapso económico del país mediante sanciones e instigar mayores disturbios a causa del hambre, a causa de la falta de alimentos».

El conocido bloguero anunció que «quiero hacer todo lo posible para corregir mis errores». «Admito abiertamente que fui una de las personas que llamó a la gente a salir a la calle el día 9 de agosto. Tan pronto como me presentaron los documentos y me acusaron, me reconocí culpable de inmediato», aseguró. Admitió además que sus llamamientos de entonces y del resto de la oposición «condujeron a disturbios descontrolados y a tres días de caos total».

Protasévich dijo que «estoy casi seguro de que me condenarán públicamente y las manifestaciones en mi apoyo no servirán para nada». Reveló también que «las protestas en Minsk del verano pasado fueron coordinadas a través de un chat secreto», supervisado por él mismo, por el fundador de Nexta, Stepán Putilo, por el asesor de la líder opositora, Svetlana Tijanóvskaya, Franak Viachorka, y por el científico Artiom Shraibman.

Al mismo tiempo, el periodista sostiene que no tuvo nada que ver con el canal de la red social Telegram ‘Black Book of Belarus’, que publicó datos personales de las fuerzas de seguridad bielorrusas implicadas en la represión de las protestas.

Su novia, la ciudadana rusa Sofía Sapega, que fue detenida junto con él tras el secuestro del avión de Ryanair, está en el punto de mira de la Justicia bielorrusa precisamente por estar supuestamente detrás del desenmascaramiento de los agentes.

Protasévich, finalmente, dijo ser consciente de su «responsabilidad en lo ocurrido» y estar dispuesto a hacer frente a las consecuencias. Reconoció que criticó mucho a Lukashenko, «pero, cuando me involucré más en temas políticos, comencé a entender que estaba haciendo lo correcto y ciertamente lo respeto».

Sin embargo, el padre del bloguero, Dmitri Protasévich, declaró a distintos medios de comunicación que la confesión de su hijo y la entrevista en general «ha sido resultado de abusos, torturas y amenazas». «Conozco muy bien a mi hijo y creo que nunca diría esas cosas (...) lo quebraron y lo obligaron a decir lo que necesitaban», recalcó.

Denuncia de torturas En una entrevista a la radio Eco de Moscú, Viachorka, el asesor de Tijanóvskaya, también cree que hubo «torturas» para obligar a Protasévich a decir lo que dijo. Según sus declaraciones, «mi impresión es que fue un interrogatorio, no una entrevista (...) tenemos a dos personas diferentes, a Román antes del arresto y a Román en manos del KGB bielorruso , que se diferencian hasta en la forma de hablar y el vocabulario».

A juicio de Viachorka, «su forma de hablar era la misma que ya hemos escuchado tantas veces a otros presos políticos que se derrumbaron y confesaron lo que hiciera falta. Yo ni siquiera entraría en el contenido (de la entrevista de Protasévich), lo que hemos visto y escuchado es a un rehén del régimen, no sabemos el alcance real de las amenazas que ha sufrido».

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