Diario de León

Seguidores de Navalni desafían a Putin en una oleada de protestas

Detenciones masivas en toda Rusia, incluida la esposa y amigos del dirigente opositor

Choques entre la policía y los seguidores de Navalni ayer, en San Petersburgo. ANATOLY MALTSEV

Choques entre la policía y los seguidores de Navalni ayer, en San Petersburgo. ANATOLY MALTSEV

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Los partidarios de Alexéi Navalni, mantuvieron ayer el pulso al presidente Vladímir Putin con protestas en toda Rusia para exigir la liberación del líder opositor y expresar su indignación con la situación económica y social en el país, y lo hicieron en medio de la represión y la detención de más de 4.400 personas, entre ellos la esposa y amigos del líder opositor.

«Vine a defender mis derechos y los derechos de los presos políticos. Esto me importa y creo que debe importar a todos», dijo la estudiante Sofía, una estudiante que participó junto a otros miles de ciudadanos en la protesta de Moscú.

Las marchas en apoyo de Navalni tuvieron lugar en más de 140 ciudades, desde Vladivostok en el Lejano Oriente, a Novosibirsk en Siberia, Yekaterimburgo en los Urales, San Petersburgo en el mar Báltico o el centro del poder, en Moscú. Y eso pese a que miles de policías fueron desplegados en todo el país para tratar de impedir que se repitan las imágenes del pasado día 23, cuando más de 110.000 personas asistieron a la primera convocatoria del líder opositor para desafiar al Kremlin.

En Moscú, las fuerzas de seguridad impidieron a los manifestantes el acceso a la plaza de Lubianka, donde se encuentra el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), por lo que se desviaron a otros puntos de la ciudad cada vez que aparecía la policía. En San Petersburgo fue imposible llegar a la céntrica Avenida Nevski y los ciudadanos tuvieron que congregarse cerca del Teatro de Juventud, la plaza Sennaya y la Asamblea Legislativa.

MEDIDAS DE SEGURIDAD EN VANO

Todos los intentos de las autoridades rusas de bloquear los accesos a los puntos de reunión con vallas, cordones policiales y el cierre de estaciones de metro fueron en vano, ya que decenas de miles de rusos volvieron a salir a protestar.

Y es que a la indignación por el caso Navalni se ha sumado el malestar de muchos rusos por la mala situación económica y social en el país, donde los ingresos reales cayeron un 3,5 % en 2020 y donde 19,6 millones de personas vive por debajo del nivel de subsistencia.

Mientras, tienen que ver en un vídeo publicado por Navalni —que tiene ya más de 104 millones de visionados— un palacio opulento a orillas del mar Negro que pertenece supuestamente a Putin y que el opositor considera el «mayor soborno de la historia».

De ahí no era raro ver ayer en Moscú a algunas mujeres con escobillas de baño en la mano en alusión a las de 700 euros que habría en el palacio, o escuchar gritos de «disco acuática» por una lujosa fuente con luces y música que se encontraría en el patio del complejo.

FUERZA Y DETENCIONES MASIVAS

En todo el país se vieron de nuevo escenas de detenciones con un uso excesivo de la fuerza, a pesar del carácter pacífico de las protestas. Varias personas resultaron heridas.

Según el portal OVD-Info, que monitorea las detenciones, más de 4.400 personas fueron arrestadas en todo el país, de las que más de 1.400 fueron detenidas en Moscú y casi 1.000 en San Petersburgo. Allí, los agentes antidisturbios recurrieron a gas pimienta y descargas eléctricas, además de a sus porras para pegar y arrestar a los manifestantes pacíficos, según el portal independiente Meduza.

Entre los detenidos en Moscú se encontraba la esposa de Navalni, Yulia Navalnaya, quien ya fue arrestada una semana antes y quien marchaba con otros manifestantes hacia la prisión moscovita de Matrósskaya Tishiná, donde está encarcelado su marido.

«Uno para todos y todos para uno. Suéltalo, Libertad», gritaban los que sí lograron acercarse en columnas a la cárcel poco antes de la policía empezara a bloquearles el paso y a detenerles.

«Putin a la prisión» y «Rusia será libre», «libertad para Alexéi Navalni» o «Suéltalo», fueron algunos de los eslóganes más coreados.

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