Diario de León
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El asalto al Capitolio el miércoles ha tenido un efecto boomerang sobre Donald Trump. Tras censurar sus publicaciones Facebook e Instagram durante al menos lo que le queda de mandato, Twitter fue ayer un paso más allá al suspender permanentemente la cuenta que en estos últimos cuatro años ha sido su gran altavoz mundial. El argumento de los responsables de la red social es que los mensajes del presidente saliente -que cuenta con 88 millones de seguidores- son susceptibles de «incitar a la violencia».

«Debido a la tensiones existentes en Estados Unidos (...) estos tuits tienen que ser leídos en el contexto de eventos más ampliados y la forma en la que las frases del presidente pueden movilizar a diferentes audiencias», explicó Twitter en un comunicado que desató la inmediata furia de Trump, que acusó a la red social de «prohibir la libertad de expresión».

El todavía inquilino de la Casa Blanca aseguró que no será silenciado y anunció que se encuentra desarrollando su propia plataforma, al tiempo que instó a derogar la sección 230 que exime de responsabilidades penales a los usuarios por el contenido que publiquen y compartan en Internet. Como él, su hijo, Donald Trump Jr, criticó que numerosos regímenes dictatoriales tengan cuentas en Twitter y se suspenda al presidente de Estados Unidos.

En cualquier caso, pese a las arremetidas del mandatario y su círculo, algunos de los cuales también ha sido censurados, lo cierto es que Trump se ha quedado sin una plataforma de alcance mundial para agitar los ánimos de sus seguidores. Y el cerco de los gigantes tecnológicos aumenta. No en vano, Google ha suspendido temporalmente también la aplicación de la red social Parler, usada por los ultraderechistas afines al inquilino de la Casa Blanca, hasta que imponga un sistema de moderación de contenidos. Apple ha dado igualmente 24 horas a la ‘app’ antes de seguir los pasos que la multinacional fundada por Larry Page y Serguéi Brin.

Los frentes se le acumulan a Trump a diez días de expirar su mandato y otro que promete darle importantes quebraderos de cabeza es su exabogado personal Michal Cohen. «Me han pedido y he aceptado cooperar con varias agencias gubernamentales para dar testimonio sobre las malas conductas de Trump y su familia», dijo quien fuera durante diez años responsable de los arreglos personales del presidente.

«DESTRUIR LA DEMOCRACIA»

«Estoy haciendo esto en gran parte porque Trump y su familia han intentado, y afortunadamente fracasado, destruir la democracia de Estados Unidos», sostuvo Cohen, en relación al ataque contra el Capitolio. El abogado inhabilitado de 53 años fue sentenciado en 2018 a tres años de prisión en el Estado de Nueva York tras declararse culpable de varios delitos, incluido falso testimonio ante el Congreso y violar las leyes de financiación de campañas. El último involucró pagos de «dinero secreto» a la estrella porno Stormy Daniels, realizados en nombre del magnate, según aseguró.

A Cohen a menudo se le ha descrito como el «fontanero» de Trump hasta que se produjo una ruptura entre ellos. El abogado acabó realizando serias acusaciones en su contra en los tribunales y en la sede legislativa. En mayo fue puesto en libertad de la prisión federal para un confinamiento en su residencia. Se espera que cumpla el resto de su condena bajo arresto domiciliario. | I. UGALDE

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