Diario de León

La victoria conservadora da un golpe al laborismo en su feudo

Arrasan en los comicios municipales y en Hartlepool, un distrito histórico de la izquierda

Boris Johnson y su pareja Carrie Symonds, tras votar en las elecciones VICKIE FLORES

Boris Johnson y su pareja Carrie Symonds, tras votar en las elecciones VICKIE FLORES

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El Partido Conservador ha obtenido el escaño de la ciudad de Hartlepool en el Parlamento de Londres, que los laboristas detentaban, con una excepción, desde 1945. Es una confirmación del movimiento hacia los conservadores de la población de ciudades desindustrializadas del norte de Inglaterra, que ya se expresó en su apoyo al ‘brexit’.

Jill Mortimer, una granjera y concejal en Thirsk, ciudad próxima a la circunscripción que la ha elegido como diputada, ha doblado el número de votos obtenido por su rival, el médico Paul Williams, que ejerce su oficio en Stockton, en la misma comarca. «La gente se ha hartado» de los laboristas», dijo Mortimer tras su elección.

La votación era la consecuencia de la dimisión del diputado laborista elegido en 2019 tras ser acusado de acoso sexual. Ya se registró entonces un marcado descenso del voto de izquierda, porque el entonces existente Partido del ‘brexit’ se llevó a más de un cuarto de las papeletas. Esta vez los conservadores han acogido a esos votantes y los laboristas han perdido la mitad de sus votos, con un descenso de un 25% de la participación.

Hay cuestiones «técnicas» para la derrota laborista —la coincidencia con las elecciones de ‘superalcalde’ de la comarca, valle del Tees, ostentada por un conservador muy popular, que Williams fue un activo defensor de la permanencia en la Unión Europea,...-— pero el partido liderado por Keir Starmer tenía el objetivo de recuperar este tipo de comarcas del norte, perdidas en gran número en 2019.

El laborismo habría perdido contacto con sus bases obreras, dice una crítica.

Un cómico incidente en una campaña electoral en Hartlepool de Peter Mandelson, arquitecto del ‘Nuevo Laborismo’, ilustraría el problema. Uno de sus acompañantes, estadounidense, observó el mostrador de un café en el que habían entrado para comer algo y pidió la mousse de guacamole pero era ‘mushy peas’, una pasta de guisantes grandes y de grosor nuclear, habitual en las guarniciones más bárbaras de la dieta británica.

Pero el cosmopolita Mandelson fue elegido en sucesivas elecciones hasta su marcha a la Comisión Europea y esas poblaciones del norte están respondiendo a la decadencia de sus ciudades, entre otras razones debida a la austeridad de la última década, abandonando al laborismo y eligiendo candidatos conservadores que estimulan los valores de aspiración. Mandelson achaca la derrota en Hartlepool al éxito del programa de vacunación y al legado del anterior líder, Jeremy Corbyn.

Momentum, una facción ‘corbynista’ del Partido Laborista, ya ha afirmado que la estrategia de moderación de Starmer «ha fracasado completamente».

Los seguidores del actual líder creen que las elecciones han llegado demasiado pronto y afirman que acelerará sus reformas. Los laboristas se enfrentan divididos a un reto existencial. Han perdido los votos escoceses que antes sustentaban sus gobiernos y están perdiendo ahora sus bastiones en Inglaterra.

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