Diario de León

El comité de seguridad de la Vasco no apreció «nada que no fuera habitual»

La vista oral inicia hoy las declaraciones de los peritos que realizaron los distintos informes

Ángel Villaverde, el primero de los testigos en declarar hoy. DL

Ángel Villaverde, el primero de los testigos en declarar ayer. DL

León

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Tres de los mineros que formaban parte del comité de seguridad que cada semana recorría las explotaciones de la Hullera Vasco Leonesa para detectar posibles problemas insistieron ayer ante la jueza en que ningún trabajador del macizo 7º les comentó que hubiera mayor intranquilidad que «la que es habitual en una mina como esa, donde había picos de grisú y petardeaba mucho». Aunque sí «se comentaba» que la explotación daba mucho gas, y que la bóveda no acababa de caer, lo cual supone un peligro; aunque señalaron que se producía también en otras explotaciones.

Los tres mineros que declararon ayer (las defensas renunciaron a otro de los testigos) fueron Ángel Villaverde, Santiago Tabuenca, y David Fernández Castro. Con ellos concluye el turno de los testigos de las defensas en la vista oral que lleva a cabo desde principios de febrero el Juzgado de lo Penal 2 de León, que trata de determinar las causas y responsabilidades del accidente en el que el 28 de octubre de 2013 murieron seis mineros, y resultaron lesionados otros ocho que acudieron a rescatarles, en el pozo Emilio del Valle. Hoy comienzan las declaraciones de los peritos que han elaborado los numerosos informes que se aportan en el caso, con el testimonio de los ingenieros de la sección de Minas de la Junta de Castilla y León.

Los tres testigos de ayer formaban parte como suplentes del comité de seguridad de la Vasco y en las semanas previas al accidente visitaron el macizo 7º Este, donde se produjo la mortal invasión de grisú. Villaverde señaló que desconocía si había miedo a entrar en esa explotación, «lo sabrían ellos, y por qué no se negaron. Yo he tenido castigos por negarme y me los he comido». Pero negó que les hubieran comentado en las visitas de los jueves que hubiera problemas o un especial temor, más allá de lo habitual en la mina.

Tabuenca destacó que «tranquilo tranquilo no estaba, porque había golpes de gas, pero a veces era por lo que se explotaba. Si bajaban rápido no se salía». Sobre los castigos señaló que «sabíamos cómo funcionaba eso. Yo lo conocí así toda la vida».

Fernández Castro insistió en que acudió al rescate de los compañeros sabiendo que los autorrescatadores no estaban preparados para hacer esa tarea.

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